Nuestro concejo se asienta en la confluencia de las aguas del poderoso Río Nalón y del bravo Mar Cantábrico, ahí donde se mezclan incansablemente agua dulce y salada. Pero no todo es líquido en ese entorno, pues hasta allí son arrastradas también multitud de partículas de arena y carbón o trozos de madera que acaban depositados en nuestras riberas. En el Bajo Nalón se reconocen al menos tres nombres para la sedimentación de estas partículas, que también tienen su reflejo en la toponimia:
El Taru/Taro
Es quizás el menos conocido de los tres que veremos. Es nombrado por los vecinos al igual que se hace en el resto de la costa centro-occidental, y el DALLA lo define como “Montón de sable que forma la mar nes marees”, lo cual nos indica que se trata de un término marítimo. Para los vecinos de San Esteban no tiene una definición física exacta, a diferencia de algunos vecinos de La Arena, quienes denominan así a la barra de arena de la entrada del puerto.
El Llaín
En San Esteban la referencia al llaín no se realiza como nombre común, sino como nombre propio, haciéndolo suyo al situarlo sobre el terreno. En el plano de la ría del Nalón levantado en 1859 por la Comisión Hidrográfica y publicado en 1878 ya aparece un banco de arena denominado “Llaín de Abajo”.
No es habitual encontrar en Asturias lugares denominados de esta forma, si bien existen algunos como por ejemplo el Arroyo Llaín en el concejo de Illas o el Collao Llaín en Cangas de Onís. Dentro de nuestro concejo también se conoce por El Llaín (o El Cucuruxo) a la isla cercana al puente de La Portilla, lo cual nos indica que es un topónimo muy utilizado en relación con los sedimentos de la zona.
En asturiano llaín es forma alternante del adjetivo lladín, paralelo del español ladino, del latín LATINUM, “latino”. El DRAE define el término como “astuto, taimado” y el DALLA define lladín como “una persona mala, que busca perxudicar, qu’escuende les intenciones verdaderes”. A partir de esa idea subyacente de falsedad, de falta de verdad, que posee el adjetivo puede entenderse que un banco de fango y arena se califique como llaín por su falta de seguridad, por su peligro, pues es una zona en que te hundes sin remedio.
Gracias a documentación histórica podemos apreciar que el topónimo El Llaín ha ido cambiando de localización debido, primero, a las corrientes del río y de la mar, en segundo lugar, a las diferentes obras que se realizaron en el puerto de San Esteban a principios del siglo XX y, finalmente, al abandono de los dragados interiores de la dársena en la época postindustrial. Por ejemplo, a mediados del siglo XIX el Llaín de Abajo estaba situado del otro lado del río, en la zona de La Arena. Sin embargo, en 1902 ya aparece un llaín del lado de San Esteban, tal y como se aprecia en la siguiente imagen.
Con la posterior construcción del muro divisorio de la dársena, las corrientes generarán en su interior el actual llaín, el que ahora se nombra en San Esteban. Mientras que el Puerto estuvo en funcionamiento y los dragados eran habituales, dicho llaín no era tan visible. Tras el desmantelamiento de la Junta de Obras y el abandono del puerto, El Llaín comenzó a aflorar.
La Barra
El tercer nombre utilizado para denominar los sedimentos es La Barra. Comúnmente denominamos “Punta de la Barra” al Dique del Oeste que protege al río en su desembocadura al mar, por el que podemos realizar uno de los paseos más llanos y hermosos del concejo. Sin embargo, en términos marítimos la temible “Barra” de San Esteban se refiere a los depósitos de arena que se acumulan al oeste de la Playa de los Quebrantos, en la confluencia del río y del mar. El escaso calado en esa zona ha provocado multitud de accidentes de embarcaciones.
El DRAE define barra, quizá del latín vulgar *BARRAM, como “banco o bajo de arena que se forma a la entrada de algunas rías, en la embocadura de algunos ríos y en la estrechura de ciertos mares o lagos, y que hace peligrosa su navegación”.
Ya Jovellanos en su paso por nuestro concejo el 27 de julio de 1792 se refería tanto a esos depósitos de arena como a diversas rocas que fueron voladas en la construcción del puerto:
“Si se limpiase esta barra, cuyos estorbos son unas peñas que estrechan y casi cierran la entrada, y un banco de arena más al Oriente de ellas, pudiera hacerse aquí uno de los mejores puertos de Asturias, y acaso de toda la costa cantábrica. Frente está el lugar de la Arena de Pravia, casi sobre el banco dicho, porque allí es donde se depositan las arenas que dan al Nalón los muchos ríos y las altas cadenas de montes primitivos que vierten a él.”
En esa reflexión no contaba Jovellanos con los miles de toneladas de carbón que irían bajando por el río, hasta convertir el Bajo Nalón en el sumidero de Asturias. En los últimos años la calidad de las aguas ha mejorado, pero existe una deuda histórica con la restauración medioambiental de la desembocadura del Nalón.
Javier García Alonso - Juan José García González
Bibliografía:
Comisión Hidrográfica, Plano de la ría del Nalón, Madrid, 1878.
DALLA: Academia de la Llingua Asturiana. (2023).Consultao n’
DRAE: Diccionario de la lengua española, Real Academia Española, actualización de 2022. (https://dle.rae.es/diccionario)
García Arias, Xosé Lluis, Diccionario General de la lengua asturiana, Editorial Prensa Asturiana. Consultado el 3/2/2023.
Melchor de Jovellanos, Gaspar, Diarios (Memorias íntimas 1790-1801), Real Instituto de Jovellanos de Gijón, Madrid, 1915.
Sánchez, Amador, Plano de la ría y barra de San Esteban de Pravia, 1900.