sábado, 22 de abril de 2023

HÓRREOS Y PANERAS DE MUROS DE NALÓN

El gran número de hórreos existentes en Asturias (más de 30.000), su distribución por la mayor parte del territorio, y el hecho de que no fueran concebidos únicamente para un uso de granero, hacen que el hórreo asturiano sea una construcción única en su especie a la que se debería reconocer el valor patrimonial que tiene.

Los hórreos son construcciones realizadas en su mayor parte de madera; ensamblada pieza a pieza, lo que permite su desmontaje; elevada para evitar la humedad y a los roedores; y que puede tener múltiples usos: granero, almacén, usos auxiliares, etc. Gracias a la evolución sufrida en su diseño a lo largo de siglos, tienen un grado de perfección en su estructura (ensamblaje y diseño compensado) que los dota de solidez y consistencia en el tiempo, y que nos permite disfrutar en nuestro concejo de ejemplares que rondan los 300 años de antigüedad. El pintor local Manuel Palacios, conocido en vida cariñosamente como Manolito el de la Platería y que plasmó con su paleta tantos rincones de nuestro concejo, refleja en este cuadro al óleo, fechado en 1956, cuatro hórreos de La Quintanina.


La panera es una evolución del hórreo aparecida a partir del siglo XVII con la llegada del maíz desde América, y las únicas diferencias entre una y otro son de tipo constructivo, para conseguir un mayor volumen de almacenamiento.


Sobre la etimología de hórreo se han ofrecido diversas propuestas, pero parece que lo más convincente es pensar que remonte a la forma latina paralela HORREUM. Durante la época del imperio romano, horreum podía designar cualquier lugar destinado a almacenar cosas, pero sin duda el uso más extendido de ese término era el de “granero de frutos y cereales”, uso que coincide bastante con el que el hórreo tiene en la zona norte de España y particularmente en Asturias.

De las designaciones de las partes del hórreo, unas tienen una etimología bastante clara, mayoritariamente latina, así muela (de MOLAM, “piedra de molino”), trabe (de TRABEM, “viga, poste”), pegollo (posiblemente de una forma de diminutivo *PEDICULLUM a partir de PEDEM, “pie”), subidoria (de SUBIRE, “subir”) o incluso liño, que podría descender de liña, por ser la pieza donde se encajan y “alinean” las colondras; pero hay otras, como aguilón, colondra, pilpayu, tenobia o engüelgo, para las que no resulta fácil encontrar un étimo claro.



En el Catastro del Marques de la Ensenada realizado en el año 1752 se indicaba que existían en el coto de Muros 146 hórreos de cuatro pies y 3 de seis pies. Vamos a suponer que al nombrar “hórreo de seis pies” se referían a una panera, pese a que el número de apoyos no es lo que diferencia un hórreo o una panera, sino la estructura de su cubierta.

El siguiente censo de hórreos del concejo que podemos consultar es el realizado por la Delegación del Ministerio de Educación en el año 1972, en el que aparecen un total de 128 construcciones, de los cuales 103 son hórreos y 25 son paneras. Por tanto, podemos apreciar cómo en un periodo de 200 años el número de paneras aumentó de 3 a 25, mientras que el número de hórreos disminuyó de 146 a 103. Esta renovación de paneras en detrimento de hórreos más pequeños y antiguos no es exclusiva de nuestro concejo, sino que fue habitual en toda Asturias, debida al aumento de las cosechas cerealistas, mejoras productivas, etc. (ejemplo de ello es la sustitución de un hórreo de poco más de 3 m por una panera de mayores dimensiones en “Las nueve vidas de la casa de la fuente”). El censo de 1972 también nos indica que 121 de los 128 hórreos tenían más de 100 años o, dicho de otra manera, que tan solo 7 hórreos habían sido construidos en el siglo XX. 

El último censo disponible es el Catalogo Urbanístico del concejo, aprobado en el año 2009. Suman en ese momento un total de 110 hórreos catalogados, de los cuales 85 son hórreos y 25 paneras. Si revisamos el Catálogo, podemos ver que se omitieron unos cuantos hórreos construidos recientemente (finales del siglo XX y comienzos del XXI), quizás por carecer del interés patrimonial necesario en aquel momento. Sin embargo, también se omiten 3 hórreos con un indudable interés histórico, que quizás por desconocimiento o error no fueron incluidos.


A día de hoy existen 99 hórreos y paneras de las catalogadas en 2010, y otras 15 construcciones que, pese a no ser catalogadas entonces, si deberían considerarse estructuralmente hórreos. En el siguiente mapa puede verse el total (114) de los hórreos y paneras del concejo, con una breve descripción extraída del Catálogo Urbanístico. Para ello tan solo hay que pinchar sobre los iconos naranjas y ver el desplegable.


Los hórreos tienen unas características particulares en función de la zona de Asturias en la que se localicen. Sin ánimo de ser exhaustivos, algunos de los rasgos más característicos de los hórreos de nuestro concejo son:

  • La utilización de teja árabe en la cubierta, al igual que sucedía en el resto de construcciones de la zona.

  • Existen abundantes puertas talladas con diferentes motivos y formas.

  • Es muy habitual encontrar las cabezas de los liños molduradas o talladas. En algunos (como en la siguiente fotografía) se estiman de gran antigüedad, asemejando a los canecillos románicos.


  • La existencia de corredores en la mayor parte de ellos nos indica la gran necesidad de almacenamiento de maíz, y por tanto la alta capacidad productiva de cereal en nuestro concejo. 


  • Existe un gran número de hórreos elevados sobre edificación auxiliar, al igual que sucede en toda la comarca centro-occidental de Asturias, y a diferencia de la centro-oriental, donde la mayor parte de los hórreos apoyan directamente sobre el terreno.

  • La mayoría de los hórreos y paneras del concejo cuentan con mandil (tablazón de madera que respeta el corredor) o tornaaguas (tablazón de madera hasta el tejado) para evitar la abundante lluvia de las borrascas atlánticas. En la siguiente imagen puede apreciarse mandil en el lado izquierdo y tornaaguas en la esquina derecha.


  • También son habituales en el Bajo Nalón los hórreos sobre los que avanza su cubierta en uno de sus lados a modo de tendejón. 


Nos gustaría que todo lo dicho hasta aquí contribuyese a darle al hórreo el gran valor histórico y patrimonial que tiene en nuestra cultura, motivo por el que debería pervivir en el futuro.


 Javier García Alonso - Juan José García González


Bibliografía

Catálogo Urbanístico. Web del Ayuntamiento de Muros de Nalón (consultado el día 16/04/2023).

Coto y Jurisdicción de Muros, Respuestas Generales Marques de la Ensenada, PARES, 1752.

García Fernández, E., Hórreos, paneras y cabazos asturianos, Caja de Ahorros de Asturias, Oviedo, 1979.

López Castrillón, Rosendo María y López Álvarez, Joaquín, «Las nueve vidas de la casa de la fuente», Museo del Pueblo de Asturias, Gijón, 2018.



sábado, 8 de abril de 2023

TOPÓNIMOS CON NOMBRES DE ÁRBOLES (I)

La reciente entrada de la primavera nos invita a realizar, en nuestro blog sobre toponimia murense, un acercamiento a la fitotoponimia (del griego fytón, “planta”), esto es, el conjunto de nombres de lugar derivados de los vegetales: árboles, arbustos, plantas de todo tipo, flores, etc. No hace falta insistir en la no solo estrecha sino imprescindible relación entre el ser humano y los vegetales, que le proporcionan alimento, fuente de calor, material constructivo y un largo etcétera. Por ello son tan abundantes los topónimos con este origen vegetal.

Para los geógrafos y estudiosos que realizan análisis del territorio la toponimia, en general, y la fitotoponimia, en particular, es uno de los recursos más habituales. El tipo de vegetación ayuda a singularizar el espacio y a delimitar, en alguna medida, las áreas aprovechables para la población. Los fitotopónimos toman su origen de las especies vegetales que se desarrollan en los lugares a que dan nombre. Se convierten así en testigos de la historia de un territorio, especialmente cuando los usos de aprovechamiento agrícola o forestal van cambiando. Concretamente en nuestro municipio, la construcción de viviendas y la presencia de especies alóctonas han difuminado a la arboleda autóctona, de la cual nos queda constancia gracias a la toponimia.

Hagamos, pues, un pequeño recorrido por la fitotoponimia de Muros empezando hoy por algunos nombres procedentes de árboles.

 

Los Carbayones, El Carbayo.

El roble puede también ser designado en Asturias con el término carbayu. Es este un término de origen prerromano que remonta a la voz carba, que podría pertenecer a una familia lingüística protoindoeuropea o hispano-vasca (García Arias p. 284). En nuestro municipio son varios los topónimos con el nombre del carbayu, que fue tradicionalmente un árbol muy valorado por la dureza de su madera: el lugar conocido como Los Carbayones y el camino que por allí discurre, El Carbayo en Villar y también la Punta del Carbayo, en San Esteban, paraje desde donde partía la barquería que cruzaba a La Arena y cuyo nombre podría remontar a la presencia en la zona de algún ejemplar singular de roble. Así nos lo dejó ilustrado Joaquín Sorolla en su cuadro “Paisaje Asturiano” firmado en 1904, donde se aprecia una vista de la San Esteban preindustrial que tenía toda la ribera plagada de árboles. Este cuadro está actualmente en el “Brooklyn Museum” de Nueva York.


Reborio.

Este topónimo, que designa uno de los barrios de Muros es, según García Arias p. 287, continuador del adjetivo latino ROBOREUS, -A, -UM, “de roble”, por tratarse de un antiguo terreno donde había una plantación de estos árboles. Es topónimo con poca extensión en nuestra región, tan solo con paralelos como (La) Reboria y El Reborión de otros municipios.


La Pumariega y El Pomar.

Tristemente quedan pocas pomaradas en el barrio de La Pumariega, topónimo que alude a un lugar poblado de pumares, forma asturiana sinónima del castellano manzanos. Pumar deriva de POMA, forma plural de POMUM, con el significado de “árbol frutal” (García Arias p. 264-5). 

Con una forma de este mismo origen se conoce también una finca cerca de Cazonera, El Pomar.

El Manzano

En el río Nalón en la zona de El Cobayo existe una “puesta” (lugar donde los anguleros se “ponen” a pescar) de angula que recibe por los pescadores el nombre castellano del árbol productor de la manzana, por haber existido algún manzano en aquel lugar.


La denominación de manzana tiene un curioso origen. Una variedad de esta fruta se conocía en latín como MALAM MATTIANAM; con MALAM se aludía al propio fruto, la manzana, y MATTIANAM era un adjetivo para una variedad que quería, de algún modo, homenajear a un tal Gaius Matius, (García Arias p. 263), ilustre amigo del emperador Augusto y autor de tres volúmenes sobre gastronomía. Con el tiempo el adjetivo acabó desplazando al propio sustantivo, aunque ello no haya conseguido que nos acordemos más que muy ocasionalmente del famoso gastrónomo romano.

Pascual Madoz, s. u. “Muros (Sta. María)”, describiendo, aunque someramente, el territorio murense y su producción, menciona: “Hay plantíos de abedules, robles y castaños”.

Hemos visto ya cómo la presencia de los robles en la toponimia del concejo es abundante, aparece hasta en cuatro topónimos con etimologías diferentes. No nos parece encontrar testimonios, en cambio, derivados de los abedules. Pero sí los encontramos también de los castaños, como puede verse en los topónimos siguientes:

 

El Castañeo y Castañeda.

Ambos son, entre los fitotopónimos, de los más frecuentes en toda nuestra región y designan espacios poblados de castaños, en asturiano castañales. Derivan del latín CASTANEAM, “castaña”. Un lugar abundante en castaños es un castañeu/castañeo por el empleo del sufijo latino –ETUM. En los montes de El Castañeo actual, en el fondo de Villar, bajando hacia la playa de Aguilar por el camino del Mingalin/Miguelin, no se ven ya apenas castaños. Castañeda, en Reborio, cerca de El Toral, remontaría a la misma formación, pero en femenino. Y también pervive entre nosotros el nombre de la primitiva Fuente del Caracol, antiguamente denominada como Fuente del Castañeo.


(Continuará en una próxima entrada)

 Juan José García González – Javier García Alonso

 

Bibliografía

García Alonso, Javier, Mapa de la Toponimia Menor del concejo de Muros de Nalón, Muros de Nalón, 2022.

García Arias, Xosé Lluis, Toponimia asturiana. El porqué de los nombres de nuestros pueblos, Editorial Prensa Asturiana, S. A., Oviedo, 2005

https://www.brooklynmuseum.org/opencollection/objects/4362

Madoz, Pascual, Diccionario geográfico-estadístico-histórico. Asturias. (ed. facsímil), Ámbito ediciones, Valladolid, 1985.


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