sábado, 27 de abril de 2024

EL CAMPO DEL PALACIO. PLEITO Y EXPROPIACIÓN

Durante siglos la Casa de Valdecarzana fue dueña y señora del Coto de Muros, claro antecedente histórico de nuestro concejo. De entre los cientos de propiedades que tenían en nuestro municipio, destaca una finca que todos nosotros disfrutamos a día de hoy como parque y lugar de esparcimiento: El Campo del Palacio”, o “Campo de Miranda”, tal y como se denominaba en documentación histórica por pertenecer a la Casa de Miranda-Valdecarzana.


Fotografía de F. Martín publicada en el número 211 de la revista La Esfera en 1918.

Originalmente el campo estaba atravesado por el camín real que por Villar iba a Cudillero. Sin embargo, la construcción de la carretera de Belmonte a San Esteban y, posteriormente, la que baja a Aguilar, generaron un gran nudo de asfalto que hizo disminuir la superficie de la finca. En 1867 se describía la finca así:

 “Campo llamado de Miranda, sito en términos del mismo nombre de la parroquia y concejo de Muros. Linda con paredes de cal y canto que los separan de prados de la casa de Valdecarzana. Está atravesado por caminos públicos que saliendo de Muros van para Cudillero, Somado y términos de Arroñadas. Tiene de extensión cuarenta y dos áreas cincuenta y seis centiáreas aproximadamente, conteniendo veintitrés robles mayores y tres álamos”.

Resulta curioso que dicho terreno, pese a tener hierba, no tuviera un uso agrícola y, pese a contar en su interior con un gran número de árboles (robles, abedules, álamos, acacias, etc.), tampoco se valorase su interés forestal. Por tanto, venía a ser un abertal que servía de antesala al palacio, a la vez que tenía una finalidad de servicio y disfrute bajo el dominio de los dueños del palacio. En el declive de los señoríos feudales, y debido principalmente a su cercanía al centro del pueblo, el Campo del Palacio comenzó a ser disfrutado por los ciudadanos. Tanto es así, que sabemos por documentación histórica que hasta abril de 1878 existía la costumbre de jugar a los bolos en dicho lugar, en lo que pudiera ser una precaria bolera.

Ese uso de esparcimiento se fue perpetuando hasta hoy en día en que existe un agradable paseo, instalaciones para que nuestras asociaciones organicen sus eventos o un parque infantil en la zona de la capillina. Sin embargo, esa transición hacia lo público no fue pacífica puesto que los propietarios del palacio defendieron los intereses sobre dicho terreno, forzando al Ayuntamiento a expropiarlo para conseguir el uso público de los murenses.


La disputa respecto a la propiedad del Campo del Palacio comenzó en el año 1878, aparentemente por estar extrayendo piedra bajo las órdenes del entonces Administrador del palacio. Sin embargo, de la lectura de los expedientes municipales, creemos que el verdadero desencuentro vendría realmente por la venta de tres solares que estaban siendo objeto de segregación de la finca original. Esos solares estarían situados en el entorno del Alpa, en la nueva esquina que se estaba consolidando por la recién construida carretera Nacional y el antiguo Camín Real a Cudillero.

El Ayuntamiento de Muros de Nalón actuó manifestando la condición de terreno público de todo el Campo del Palacio por posesión inmemorial, llegando a declararlo comunal el 13 de octubre de 1878, prohibiendo “desde ahora la explotación en dicho campo de piedra, barro u otro material como igualmente ninguna otra clase de plantío de árboles”. Sin embargo, esta declaración no sirvió de mucho puesto que los propietarios del palacio acudieron al Juzgado. En un primer momento al Ayuntamiento de Muros le dio la razón la Sala de lo Civil de la Audiencia de Oviedo en su sentencia de marzo de 1880. Sin embargo, en el recurso el Tribunal Supremo dictó sentencia en contra de los intereses municipales, asignando la propiedad a los marqueses.

En vista de que los tribunales consideraron que el Campo del Palacio era una finca privada, a la Corporación no le quedó otro remedio que buscar su expropiación, pero ¿cuál era la utilidad pública que justificaba la expropiación?

Todos nos acordamos de las grandes ferias de ganado que hasta hace bien pocos años se celebraban en el Campo del Palacio por San Antonio. Sin embargo, en el Muros de finales del siglo XIX aún no estaban de moda los concursos/exposiciones de ganado, teniendo los mercados de ganado frecuencia semanal y celebrándose desde tiempo inmemorial también en el Campo del Palacio. En torno a 1890 y sin motivo aparente el mercado de ganados había pasado a celebrarse en La Plaza, junto con el resto de productos de venta, lo cual comenzó a producir desavenencias y problemas entre los vendedores. Además, las normas sanitarias desaconsejaban continuar realizando allí el mercado de ganados puesto que “tiendas, frutas, granos y legumbres se hallan aglomerados con los ganados vacuno, caballar, cabrío y de cerda”, por lo que estaba más que justificada la expropiación del Campo del Palacio para que volviera a albergar los mercados de ganados.

Así pues, en el año 1893 (quince años después del primer choque con el marqués) inició el procedimiento de expropiación forzosa tanto del trozo lindante con la muralla como de la porción del otro lado de la carretera. Junto con el terreno también se expropiaron cuarenta y tres árboles (robles, álamos), ascendiendo la valoración de todo ello a 2.741 pesetas de la época.


Plano del agrimensor y perito D. Ramón Martínez de 1883.

El expediente de expropiación del Campo del Palacio también tuvo una fuerte oposición por parte de los propietarios, quienes consideraban suficiente con que les desposeyeran del terreno anexo a la capillina. No obstante, el Ayuntamiento supo justificar correctamente la expropiación de ambos trozos al necesitarse ese espacio para la colocación de 800 o 900 cabezas de ganado puesto que el Ayuntamiento piensa anunciar grandes exposiciones de ganado y ferias anuales en cuyo caso se necesita todo el terreno que nos ocupa

A lo largo del siglo XX las diferentes urbanizaciones y obras en el Campo del Palacio mejoraron y embellecieron uno de los lugares más emblemáticos de nuestro concejo, y que hoy podemos disfrutar todos libremente.

  

Javier García Alonso - Juan José García González

 

Bibliografía

 

Fondos del Archivo Municipal del Ayuntamiento de Muros de Nalón.

González Blanco, Andrés, “Un palacio clásico”, La Esfera, n.º 211, Madrid, 1914.

 

sábado, 6 de abril de 2024

PRESENTACIÓN 36ª JORNADAS DEL PIXÍN

Pregón de presentación de las “XXXVI Jornadas del Pixín de Muros de Nalón” pronunciado el día 26 de marzo de 2024 a las 20.00 horas en el restaurante “Casa Zoilo”.

 

Autoridades, Señoras y Señores, buenas tardes.

Me cabe el honor de darles la bienvenida a la presentación de estas XXXVI Jornadas del Pixín de Muros de Nalón, que se celebrarán los días 5, 6 y 7 de abril próximos; lo hago en nombre de las entidades organizadoras, el Ayuntamiento de Muros de Nalón y Unicaja, y de los establecimientos de hostelería local participantes: en San Esteban El Monterrey, el Gran Hotel Brillante, La Balanza, la Parrilla el Vaporín, Puerto Chico y la Tasca Marinera El Puerto, y en Muros Casa Zoilo, cuyos locales nos acogen esta tarde.

(Cartel de las Jornadas, obra de Olaya Garay)

Permítanme hacer un breve acercamiento, a modo de homenaje, a este pescado que, año tras año, y ya son 36, vuelve a las mesas de nuestro concejo para aportarnos no solo exquisitos sabores sino también innumerables visitantes que, además de dar gusto al paladar, conocen y disfrutan los muchos atractivos paisajísticos, históricos y humanos que este municipio tiene para ofrecerles. Y como por formación soy filólogo clásico, intentaré ver qué conseguimos saber sobre este pez a partir de la etimología de los nombres con los que se le denomina.

El término pixín del asturiano es, sin duda, un diminutivo de pexe, “pez, pescado”, pero dudo que pueda referirse a un animal de pequeño tamaño, cuando es normal que alcance varios kilos de peso, por no mencionar el pixín que fue noticia estos días pasados en la prensa, pescado frente al cabo de Lastres, que medía 1,75 metros de largo y pesaba 32 kilos, una pieza sin duda excepcional, la más grande que vieron nunca sus pescadores. Posiblemente este diminutivo pixín tenga más bien un carácter, diríamos, cariñoso, típico de la socarronería asturiana, con una mezcla de afecto y compasión hacia el aspecto externo del animal, sobre el que volveremos enseguida.

El nombre más común en castellano actualmente es, como sabemos, rape. Según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, el rape se define como “un pez teleósteo marino  del suborden de los acantopterigios, que llega a un metro de longitud, -aunque ya hemos visto que puede llegar a más-, con cabeza enorme, aplastada y con tres apéndices superiores largos y movibles, boca grandísima, colocada, así como los ojos, en la parte superior de la cabeza, cuerpo pequeño y fusiforme, aletas pectorales muy grandes, y pequeñas las del dorso y la cola, que carece de escamas, es de color oscuro por el lomo y blanco por el vientre, y tiene por todo el borde del cuerpo como unas barbillas carnosas”. Este nombre castellano procede del vocablo catalán rap, que viene a su vez del latín rapum, que significa “nabo” y a veces “rábano” y otras especies similares, nombre que se le debió de dar a este pez por la forma de su cola, semejante a la de los mencionados tubérculos. Se clasifica al rape como teleósteo, un término formado sobre los étimos griegos τέλειος, que significa “completo, perfecto” y ὀστέον“hueso”, que agrupa a una gran cantidad de especies de peces; los teleósteos se caracterizan por tener un premaxilar de alta movilidad e independiente del cráneo que les permite mover su poderosa mandíbula hacia adelante y les facilita sujetar a la presa y atraerla hacia la boca; y al mismo tiempo, tragar animales de un tamaño hasta dos veces superior al suyo. El rape dispone, además, de unos dientes muy afilados que están colocados con cierta inclinación hacia el interior de la boca y que impiden que la presa, una vez en su boca, pueda escaparse. Son estas unas habilidades de pesca bastante curiosas que fueron descritas ya en la antigüedad por el filósofo Aristóteles.

Antes de que se extendiera el uso del término rape, al pixín en castellano se le llamaba pejesapo, esto es, “pez sapo”, para hacer referencia a su aspecto no demasiado agraciado. Con el mismo término se le designa en gallego, peixesapo, y aludiendo al otro batracio común, la rana, lo llaman en italiano, rana pescatrice, “rana pescadora”.

Este nombre que acabamos de citar, pescador, es también recurrente en las denominaciones del pixín. Se usaba como sinónimo de rape en castellano; se usa en la designación del inglés, angler “pescador” y anglerfish, “pez pescador”. Con ello se quiere aludir a su voracidad y astucia a la hora de conseguir su alimento. Vive entre tinieblas en aguas profundas del Océano Atlántico, por ejemplo, en el Gran Sol, pero también en el Mar Mediterráneo y en el Mar Negro. En su alargada columna dorsal posee un apéndice llamado ilicio, en el que numerosas bacterias generan una luz que le sirven de señuelo para llamar la atención de sus presas; se mantiene inmóvil mientras mueve solo ese apéndice, similar a una caña de pescar, hasta que los animales que le sirven de alimento, crustáceos y otros peces, se acercan lo suficiente para ser apresados. “Pescador” aparece asimismo en el nombre científico del pixín blanco, lophiuspiscatorius; este y el pixín negro, son las dos especies de la familia más apreciadas para la cocina. El nombre lophius procede del griego lóphos, que significa “cresta”.

Aún recibe algún otro apelativo nuestro apreciado pixín: en inglés se le llama también monkfish, “pez monje”, quizá porque su forma triangular y su amplia boca recuerdan una cara cubierta con capucha. Y tanto en francés con la palabra diable como en alemán con Seeteufel se le encuentra parecido con un demonio malencarado y de dientes amenazantes.


Vídeo del Aquarium Finisterrae de A Coruña.

Nadie discute hoy día las extraordinarias cualidades gastronómicas del pixín, su carne blanca, libre de grasas, su tersura, su delicado y personal sabor. Son innumerables las preparaciones que admite. Basta hacer una búsqueda en internet con las palabras pixín o rape para que aparezcan docenas de recetas, algunas muy innovadoras, quizá hasta en exceso, y otras mucho más contrastadas, con garantía de éxito asegurado, como las que vamos a poder degustar en los siete restaurantes de Muros y San Esteban que hacen posible el mantenimiento de estas Jornadas. Hace unos días, mientras preparaba estas palabras, me ocurrió una pequeña anécdota: en uno de los programas de “Asturianos por el mundo” de nuestra TPA, dedicado a Praga, preguntaron a un joven avilesino qué era lo que más echaba de menos de Asturias. Rápidamente respondió: “la comida, sobre todo los fritos de pixín”. Inmediatamente pensé: “Este chico ha venido con sus padres muchas veces a nuestras Jornadas”.

Pero, curiosamente, este reconocimiento de que hoy goza el pixín se ha producido, o al menos intensificado, en las últimas décadas, y es muy posible que nuestras jornadas hayan contribuido positivamente a ello. Mis tías, que cuentan con más de 90 años y gozan de extraordinaria memoria, me dicen que las pescaderas que venían por aquí desde Cudillero a vender por las casas ofrecían sardinas, chicharros, bacaladas, alguna merluza, bonito, pero no recuerdan haber visto nunca un pixín en las bañaderas de pescado que traían en la cabeza, primero, y en sus furgonetas más tarde. Solo en los últimos años empezaron a ver a la venta algún que otro pixín.

Y también los libros de cocina aportan información interesante a este respecto. Uno de los más conocidos de la segunda mitad del pasado siglo XX, Aprenda usted cocina selecta, publicado en Oviedo en 1952, que pretendía y logró acercar a los hogares asturianos una cocina fácil y de productos asequibles, salió de la mano de una murense, Carmen Grande Cabal, prima del famoso nutricionista Francisco Grande Covián. Pues bien, en ese libro, entre las recetas de pescado se ofrecen 12 para merluza, 6 para sardinas, 5 para bacalao, 4 para bonito y 1, 2 o 3 para otros pescados varios (lenguado, besugo, congrio, lubina, salmón…), pero ni una sola para pixín, a no ser la que, casi escondida en el capítulo de las sopas, aparece dedicada a la sopa de rape.


En cambio, en otro manual clásico, el titulado Platos típicos de Asturias, escrito por María Luisa García y publicado en 1971, 20 años más tarde que el anterior, se recogen ya 4 recetas con el pixín como protagonista principal y 3 sopas en las que también es uno de los ingredientes.



En 1987 se celebraron las I Jornadas del Pixín, para las que, en aquella ocasión, se instaló una carpa en La Plaza de Muros. Unos pocos años antes habían empezado a celebrarse también otras Jornadas, en distintos puntos de la geografía asturiana, dedicadas a diversos productos típicos de nuestra autonomía: el salmón, la angula, la sardina, los productos de la huerta, los quesos, la manzana, la avellana… Tuvo un extraordinario acierto quien juzgó que también el pixín podía dar juego como protagonista de unas Jornadas gastronómicas; en aquel momento quizá fue una apuesta arriesgada, porque era un pescado humilde, despreciado, incluso, pero el paso de los años le han dado absolutamente la razón. Gracias al buen sabor de nuestro pescado y a su versatilidad en la mesa, al trabajo constante del Ayuntamiento de Muros de Nalón en su organización, a la colaboración de diversas entidades, como lo es Unicaja en esta edición, y a la impagable labor incansable y acertada de nuestras cocineras y nuestros cocineros en los fogones, las presentes jornadas cosecharán también, sin duda, los mismos buenos resultados de las ediciones anteriores.


Participantes y organizadores de las Jornadas del Pixín 2024.

Muchas gracias.

Juan José García González


sábado, 23 de marzo de 2024

LOS BARRIOS DE EL CHAMBERÍ Y EL PARADOR

A mediados del siglo pasado y debido principalmente a la industrialización producida por el puerto de San Esteban, se produjo un éxodo de personas de otros municipios o provincias a nuestro concejo. Ante la falta de vivienda para esos trabajadores y sin duda beneficiados por el peso que en aquel momento tenía la Junta de Obras del Puerto, la Obra Sindical del Hogar propuso al Ayuntamiento de Muros de Nalón en 1957 construir 100 viviendas en nuestro concejo de las 900 a construir en toda Asturias, con la única condición de facilitar el terreno o una subvención para comprarlo.

Debido a la inexistencia de una finca en el patrimonio municipal se decidió por parte del Ayuntamiento de Muros de Nalón dar una subvención de 189.450 pesetas para comprar los terrenos. Finalmente, no fueron 100 sino 120 las viviendas construidas en dos fincas distintas, El Chamberí y El Parador. Las fincas fueron vendidas por propietarios particulares directamente al Estado, aunque el pago fue realizado por el Ayuntamiento de Muros.


Las casas de El Parador tomadas desde la N-632 en junio de 1959

La finca de El Chamberí fue segregada de otra mayor que desde el Ferrocarril llegaba hasta El Palomar. La parcela segregada tenía unas dimensiones de 65 metros de largo por 40 metros de ancho. En la escritura de compraventa de 26 abril de 1957, D.  Víctor Cabezas, en calidad de propietario, también cedía un trozo de 57 metros de longitud por 10 metros de ancho para la unión mediante vial de los nuevos bloques a construir con la carretera Nacional.


En el caso del otro barrio, aunque todas las fincas figuraban en Quintana y más concretamente en la zona de La Cerezal, la denominación del barrio fue El Parador, por su cercanía al bar, restaurante y posada que desde hace casi 200 años tiene sus puertas abiertas en ese lugar. La finca sobre la que se realizó la construcción fue la agrupación de cuatro fincas colindantes con la carretera, tres de ellas propiedad de D. Víctor Cabezas y la cuarta propiedad de D. Manuel García Fernández. 

El concurso subasta de las obras de construcción se publicó en el BOE el 9 de junio de 1958, ascendiendo el presupuesto de contrata a 12.163.695 pesetas, resultando adjudicataria “Construcciones Velázquez S.A.” por ser la propuesta más ventajosa. El 12 de febrero de 1959 se firmó el acta de comienzo de obras, si bien estas podrían haber comenzado unas semanas antes a tenor de las fotografías fechadas en febrero y marzo de 1959 donde los edificios ya aparecen con las plantas inferiores construidas.


En primer término, los bloques 9, 10 y 11 de El Parador. Al fondo, en lo alto, la casa de La Cerca y los eucaliptos del cementerio


En primer término, los bloques 2, 4 y 6 de El Chamberí vistos desde el Bar Nalón.

El Ayuntamiento de Muros no tardó mucho tiempo en solicitar la devolución de la subvención para la compra de las fincas, comprometiéndose a invertir ese dinero en la construcción de un nuevo alcantarillado para las viviendas. Finalmente, la ejecución del nuevo alcantarillado ascendió a 80.000 pesetas.

Gracias a la fecha de las fotografías sabemos que en el verano de 1959 la estructura de los edificios ya está prácticamente concluida y se estaban construyendo las cubiertas.

Los bloques de El Chamberí tomados aproximadamente desde Frutas Alberto en junio de 1959

En la primavera de 1960 los edificios ya estaban rematados exteriormente con piedra y ladrillo caravista. El hecho de que en poco más de un año construyeran exteriormente los edificios nos hace pensar en el alto número de trabajadores que debieron estar implicados en la construcción.



Fotografía de abril de 1960 donde ya se ven las cocinas con azulejo


En agosto de 1960 ya estaban instalados los baños y cocinas

Sabemos que la constructora Velázquez “dio quiebra” en torno a 1962, si bien esta no la incapacitó para dar por finalizadas las obras el 1 de junio de 1963, día en que se reciben provisionalmente. Oficialmente figura como fecha de inauguración de todo el grupo el mes de diciembre de 1963, momento en el que posiblemente cada propietario empezaría a amortizar la deuda.

El viernes 31 de mayo de 1963 se anunciaba en la prensa regional el comienzo de la admisión de solicitudes de las viviendas. El valor de cada una de las casas protegidas se estimó en 102.438,88 pesetas que los propietarios irían amortizando. El 8 de julio de 1963 se realizó el sorteo con una existencia de viviendas superior a las solicitudes. El bloque n.º 7 de El Parador no entró en el sorteo al haber sido adjudicado al Ayuntamiento de Muros de Nalón, completándose el resto de edificios entre los interesados. Los solicitantes que no obtuvieron vivienda en El Parador se acomodaron en el bloque nº1 de El Chamberí. Por diferentes motivos se produjeron varias idas y venidas en el vecindario tras la inauguración, tardando unos años en regularizarse el vecindario. 


Una vez establecidos en sus casas, la Comunidad de Vecinos de El Parador planteó en julio de 1967 la necesidad de construir una caseta/carbonera para cada vivienda. El coste de dicha construcción fue abonado por los inquilinos ascendiendo el global a 13.656 pesetas de la época. Para ello se escogió la trasera de las edificaciones, concretamente en la esquina Noroeste de la parcela. Las casetas construidas tenían unas dimensiones de 1.5x2.0 metros y con una disposición sobre el terreno que no llegó a materializarse de forma efectiva. No hemos encontrado información sobre las casetas que los vecinos de El Chamberí construyeron en la trasera de sus edificios.

La entrega al Ayuntamiento de Muros de Nalón del bloque nº 7 le permitió no solo alojar en él a parte de sus trabajadores, sino que en las viviendas de la planta baja se prestaron a lo largo de los años diferentes servicios públicos. A modo de ejemplo, se recordará que en la planta baja izquierda estuvo situado el consultorio médico hasta que en los años noventa cambió a su ubicación actual. Precisamente en ese mismo local estuvieron las oficinas del Ayuntamiento de Muros mientras se reformaba el edificio consistorial desde 1968 al verano de 1970.

Por último, queremos dejar constancia de que en El Chamberí se alquiló el bloque nº 6 en su totalidad a la empresa Hidroeléctrica del Cantábrico para dedicar las diez viviendas a alquiler vacacional para sus trabajadores, los cuales veranearon en Muros de 1965 a 1970. En 1971 no se renovó dicho contrato de arrendamiento a Hidroeléctrica y las viviendas de dicho bloque fueron asignadas definitivamente a personas particulares.

 

Javier García Alonso - Juan José García González

 

Bibliografía

Grupo de Viviendas en Muros del Nalón, nº 2117, Archivo Histórico de Asturias, Caja 32511/02, 1958-1967. 





sábado, 9 de marzo de 2024

HOMENAJE A LAS MUJERES DEL CONCEJO DE MUROS EN EL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER 2024

Ayer, día 8 de marzo, se celebró, como todos los años desde la primera década del siglo XX, el Día Internacional de la Mujer. Desde este blog hemos querido unirnos a esa celebración para rendir un muy merecido homenaje a las mujeres de nuestro concejo. Y como aquí tenemos la suerte y la satisfacción de estar muy presentes en la historia del arte español, hemos recurrido, para visualizar el incansable trabajo femenino, a una selección no exhaustiva, pero sí suficientemente representativa, de obras pictóricas realizadas por los artistas de nuestra famosa Colonia de Muros y por nuestro ilustre visitante Joaquín Sorolla. Son un conjunto de cuadros en los que las protagonistas son nuestras mujeres, pues están pintados en rincones de Muros y San Esteban más dos de San Juan de la Arena, donde residió Sorolla en el verano de 1902 y otro en Roma. Es sabido que varios de estos pintores pedían que posaran para ellos como modelos a algunas mujeres locales de las que conocemos incluso sus nombres, pero la mayoría son mujeres anónimas y eso nos permite hacernos la ilusión de que sean nuestras abuelas, bisabuelas, tatarabuelas… Son obras fechadas entre ca. 1880 y 1933.

Hemos seleccionado estos cuadros porque reflejan algunas de las múltiples labores que ocupaban a la mujer en su día a día: la búsqueda de agua en las fuentes y el lavado de la ropa en los lavaderos que era frecuente encontrar junto a ellas; las labores agrícolas y ganaderas, propias de aquel mundo todavía eminentemente rural, como eran la recolección de los frutos, el cuidado de los animales domésticos y el pastoreo, el ordeño de la leche y su posterior venta, la siega, el trabajo alrededor de la “yerba” seca; trabajos relacionados con la pesca, pues si bien esta, propiamente dicha, estaba en manos de los hombres, la venta o el posterior tratamiento del pescado era tarea femenina. Y se encuentran también estampas de mujeres vendiendo en el mercado de La Plaza y otras en la que se constata, también en el mundo del arte, la tarea, peculiar, de la “pesca” del carbón en la zona del Bajo Nalón.

Ciertamente, en estas obras se muestra el mundo del trabajo femenino de manera bastante dulcificado, pues contemplamos mujeres bellas en entornos hermosos y bucólicos, sin gestos de fatiga tras las largas horas de esfuerzo físico, ni de sueño por haberse levantado al alba; aunque también tenemos un claro ejemplo del agotamiento producido por el duro trabajo, ese cuadro de Pla en que una mujer, rendida por el cansancio, se ha tendido a descansar sobre un prado dejando quieta, a su lado, al menos por un momento, su guadaña.

Pero dejemos, ya, que sean las propias obras quienes nos hablen, nos evoquen recuerdos, y nos ayuden a expresar nuestro reconocimiento a las mujeres de nuestro concejo, a las de entonces y a las de ahora, en su día internacional.


El buscar agua en las fuentes y el lavado de la ropa


“El mentidero” C. Plasencia, 1888, Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires


“San Esteban” C. Plasencia, 1885, Museo del Prado


La recolección de los frutos del campo

“Recolección de la manzana” T. Gª. Sampedro, 1910, col. particular.


El pastoreo y el cuidado de los animales

“Pastora” T. Gª. Sampedro, 1929, Museo de Bellas Artes de Asturias


“Pastora. Altina” T. Gª. Sampedro, 1933, col. particular



“Joven asturiana” A. Perea, octubre 1888, col. particular



“Joven con patos” J. Robles, sin fecha, col. particular


“La Pumariega” T. Gª. Sampedro, sin fecha, col. particular


El ordeño y el reparto de la leche

“La lechera” C. Plasencia, ca. 1889, Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires


La siega

“A la caída de la tarde” T. Gª. Sampedro, 1890, Museo del Prado (pintado en Roma)



“Segadora de Asturias” J. Sorolla, 1903, Museo Sorolla


“Asturias” C. Pla, 1887-1890, Colección Banco Santander


La hierba seca


“Paisaje de Asturias” J. Sorolla, julio 1902, Museo Sorolla

La pesca

“Esperando la llegada de la pesca” J. Sorolla, 1902-1903, Museo Sorolla


“Riberas del Nalón” T. Gª. Sampedro, 1893


“Sardinera” F. Glez.-Nuevo Santamarina, sin fecha, Museo de Bellas Artes de Asturias


“Sardinera” M. Poncela, 1893, Círculo de Bellas Artes (Madrid)


La venta en el mercado

“Mercado de Muros” T. Gª. Sampedro, 1908, Col. particular


Boceto de “Mercado de Muros” T. Gª. Sampedro, 1908, Col. particular


La “pesca” del carbón


“Carboneras” J. Sorolla, ca. 1903, Museo Sorolla


Juan José García González – Javier García Alonso

 

Bibliografía

Fernández de la Llana Granda, Juan, Vida y obra de Tomás García Sampedro. Ignacio Suárez Llanos, Colección Pintores Asturianos, vol. 11, Oviedo, Banco Herrero, 1980

Méjica García, Juan Manuel (ed.), La Colonia de Muros. Fenómeno artístico, Muros de Nalón, 2003

Méjica García, Manuel (ed.), Pintores del Nalón. Guía visual de la ruta pictórica “La Colonia-Joaquín Sorolla”, Muros de Nalón-Soto del Barco-Pravia, 2004

Página web del Círculo Cultural de Bellas Artes Círculo de Bellas Artes de Madrid. Casa Europa (circulobellasartes.com), consultada el 7 de marzo de 2024

Página web del Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires Museo Nacional de Bellas Artes, consultada el 4 de marzo de 2024

Página web del Museo del Prado Museo Nacional del Prado (museodelprado.es), consultada el 4 de marzo de 2024

Página web del Museo Sorolla Portada - Museo Sorolla | Ministerio de Cultura, consultada el 4 de marzo de 2024


sábado, 24 de febrero de 2024

TOPÓNIMOS DE AQUÍ QUE VINIERON DE ALLÁ

Kublai Kan había advertido que las ciudades de Marco Polo se parecían, como si el paso de una a la otra no implicara un viaje sino un cambio de elementos. Ahora, de cada ciudad que Marco le describía, la mente del Gran Kan partía por cuenta propia, y desmontada la ciudad parte por parte, la reconstruía de otro modo, sustituyendo ingredientes, desplazándolos, invirtiéndolos.

Las ciudades invisibles, Italo Calvino. 


Diferentes motivos pueden provocar que el nombre de un lugar se repita a miles de kilómetros de distancia. Ejemplo de ello pudieran ser los tres lugares de Filipinas que los conquistadores españoles denominaron Asturias, en claro recuerdo de nuestra tierra. Por diferentes motivos nuestro concejo no es ajeno a esta repetición de nombres, pero en nuestro caso importando nombres del exterior para hacerlos nuestros con el paso de los años. Este es el caso de Andalucía, Venecia, Melilla, Castrillón, Copacabana o Chamberí, todos ellos en San Esteban y Muros. Tal y como veremos, quizás a nuestros antepasados les sucediese lo mismo que a Italo Calvino cuando reconocía trozos de una ciudad en otra.

Existe en San Esteban una zona a la que muchos, tirando de ironía, llaman Andalucía, situada entre el primer y segundo cargadero. Relacionan directamente dicho nombre con el calor que desprende la pared de piedra de más de seis metros de altura que a modo de muro de contención permitía llevar los vagones de carbón a los cargaderos. La orientación al Sur de dicha pared hace que en días de verano el sol caliente la piedra en exceso, creando un ambiente caluroso como el que se padece en Andalucía en el estío. 

Pero la sorna de algún vecino de San Esteban no se quedó en el Sur de la península, yéndose a Venecia para buscar, en los canales de la ciudad italiana, un símil evocador de la zona de las casas de La Barra, en clara alusión a las subidas y bajadas del nivel del mar. Una pena que no tengamos el Puente de Rialto para unir las dos orillas del Nalón.

En esas trasposiciones de lugares y nombres tiene una historia curiosa Melilla, la ciudad autónoma situada en el Norte de África, también con su reproducción en Muros, concretamente al lado del Campo del Palacio, donde estuvo la parada del ALSA durante muchos años. En rigor, Melilla sería la casa (hoy solar) que existía anexa al edificio de la antigua Ferretería ALPA, donde se ubica un centro de jardinería (El Parque) y de reparación de maquinaria (Daniel Pazos), haciendo esquina entre el Camín Real que conducía a Villar y la antigua Nacional 632. En ese lugar existieron diversos comercios a lo largo del siglo XX. Contaban en la época que uno de los descendientes de los fundadores del negocio, aproximadamente a comienzos del siglo XX, fue a hacer la mili a Melilla, y tan exótico debió de parecer este hecho a sus vecinos que empezaron a decir “el de Melilla” hasta que negocio, casa y lugar se quedaron con el nombre.

En el centro la casa de Melilla a mediados de los cincuenta, cuando aún estaban construyendo el edificio anexo, donde se encontraba la Ferretería ALPA.

El topónimo de Melilla debió ser muy relevante a mediados del siglo XX, puesto que las diversas familias propietarias del comercio fueron conocidas popularmente como “los de Melilla”. 


En los años ochenta pasados, los últimos comerciantes establecidos en aquella antigua casa, Ángel Campo y Juana María Mon, decidieron trasladar el negocio a un nuevo edificio que habían construido 200 metros más arriba, justo donde hoy se puede comprar comida para llevar (El Hórreo). Curiosamente, con la mudanza del negocio también se llevaron parte del topónimo, puesto que su propietario siempre fue conocido cariñosamente como Angelín de Melilla.

Si en vez de hablar de comunidades autónomas hablásemos de concejos, todos conocemos el municipio vecino de Castrillón, topónimo del que García Arias nos explica que “Castrillón es un derivado del lat. CASTRUM ‘lugar fortificado’ pero combinado con un diminutivo -iellu que, a su vez, recibe una incrementación aumentativa en -ón”. Existen en Asturias otros ejemplos de Castrillón (Boal, Laviana, Mieres) e incluso dentro de nuestro concejo también se denomina así a una zona en el curso bajo del Río Ricabo, cerca del Molín de Ruetas. En esa zona lindante con el concejo de Cudillero no se conoce a día de hoy la existencia de un lugar fortificado, más allá del cercano Castiellu de Aguilar. Quizás en el futuro pueda explicarse dicho topónimo relacionándolo con el concejo de Castrillón o como antropónimo.

De tierras muy lejanas, nada menos que desde el continente americano, llega también un topónimo a Villar para designar no solo a la Capilla de Nuestra Señora de Copacabana, sino también a la casa y entorno limítrofe. Y no lo hace, como suele pensarse, desde la famosísima playa de Río de Janeiro, sino desde el Santuario de Copacabana, a orillas del Lago Titicaca, en Bolivia, justo en la frontera con Perú. De allí lo trajo consigo en los primeros años del siglo XVIII el fundador de la capilla de Villar en recuerdo a la Virgen que allí se venera. 


Según Xulio Concepción el topónimo Copacabana remonta a un compuesto de origen indígena americano: Kupa, con el significado “azul”, aplicado luego al agua, a un lago, y Kawana, “observar, mirar desde lo alto”. El término Kupakawana sería algo así como “mirando el agua/el lago desde lo alto”. El mismo autor señala que los pobladores de las zonas andinas tenían una divinidad precolombina, la diosa Kupakawana de la fertilidad, un culto a la divinidad del agua. Dicho culto sería posteriormente cristianizado y el nombre amerindio adaptado a la grafía del español con la forma Copacabana, utilizada hoy en América y en Muros. En nuestro municipio ese nombre designa todavía hoy el café, de tan larga historia, situado en el nº 1 de la Plaza del Marqués de Muros, y designó también al Cine Copacabana, antiguo almacén que  Romualdo Tamargo reconvirtió en el cine de Muros, y cuya inauguración tuvo lugar en julio de 1955.

El último de los ejemplos será El Chamberí, nombre con el que ya se conocían los prados donde a finales de los años cincuenta se construyeron seis bloques de viviendas, a los que han venido sumándose nuevas construcciones en las últimas décadas. Las referencias históricas sobre dicho topónimo son escasas, no encontrándose en el “Apeo de la Villa de Muros y su jurisdicción” realizado en 1631, momento en el que dichos terrenos eran nombrados como Vegamollada/ Vegamojada, en clara alusión a la humedad de dicho terreno. Armando Grande nos proponía una teoría sobre el origen de El Chamberí en “La Ilustración Asturiana”, en contestación a una pregunta de Silvio González sobre el origen de dicho topónimo. Formulaba Armando la hipótesis de si el origen tendría que ver con el asentamiento de las tropas del comandante Ney en dichos prados cuando desde Oviedo volvía por la costa hacia Galicia, en clara alusión a la ciudad francesa de Chambéry. En algunos textos se indica que las tropas de Ney a su entrada en Asturias rondarían los 4.000 soldados, lo que nos haría pensar en la necesidad de una gran superficie para acampar. Creemos que lo que ha de darle mayor credibilidad a dicha propuesta sería que el recorrido por Asturias de las tropas de Ney durante mayo y junio de 1809 ha quedado plagado de diversos lugares denominados Chamberi. Así podemos mencionar en Salas una zona y colegio de nombre Chamberi o que cerca de Trevías, tal y como nos indicaba Armando, existe un pozo de pesca también conocido como Chamberí. Incluso en Tineo parece haber alguna referencia al mismo topónimo aún sin contrastar.


Javier García Alonso - Juan José García González

 

Bibliografía

Esta entrada no hubiera podido realizarse sin las conversaciones mantenidas con diversos vecinos del concejo, los cuales nos aportan información que no existe más que en su memoria.

Carantoña Álvarez, Francisco, La Guerra de la independencia en Asturias, Silverio Cañada Editor, Madrid, 1984.

Concepción, Xulio, en https://www.xuliocs.com/lenguaje-toponimico-etnolinguistico-terreno.php Consultado el día 22 de febrero de 2024.

García Arias, Xosé Lluis, Pueblos asturianos. El porqué de sus nombres, Alborá Llibros, Gijón, 2ª Ed., 2000.

Grande Roca, A., “Una teoría sobre el topónimo del barrio murense de “Chamberí”, La Ilustración Asturiana, segunda época, nº 10, pág. 7.



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