A medida que transcurre el verano vemos cómo en nuestra costa se va depositando una mayor cantidad de algas, “l´ocle” o “sargazu”, como también las denominamos en asturiano. En Aguilar la limpieza mecanizada de la arena recoge las algas, pero en el resto de playas y pedreros es habitual convivir con ellas. Caso especial es el de la denominada históricamente como “Concha de Cazonera”, en la que por su forma, orientación y dimensiones es habitual el depósito de algas en la orilla.
Al igual que ocurre con el resto de vegetales, los largos días de primavera y verano propician el crecimiento de las algas, las cuales pueden ser arrancadas fácilmente en las grandes bajamares equinocciales o durante las primeras marejadas del otoño, produciendo lo que se denomina “arribazón” o llegada en grandes cantidades a la ribera.
En algunas zonas de Asturias se utilizaron las algas como abono, debido a la alta proporción de nutrientes de que disponen. Sin embargo, su explotación se profesionalizó gracias a la industria química, la cual fue permitiendo transformar la ocla en productos alimentarios, cosméticos o farmacéuticos. Por ese motivo hace ahora 50 años se produjo en nuestro concejo un pequeño “boom” en la recogida, momento en el que se profesionalizó su extracción acudiendo estacionalmente trabajadores de otras profesiones (agricultura, forestal, etc.) en busca de una alta rentabilidad. Y fue principalmente en las playas de Cazonera y La Atalaya/La Talaya donde se construyó la infraestructura necesaria para la extracción.
Recientemente hablamos en otra entrada https://historiamurosnombres.blogspot.com/2024/07/toponimos-con-nombres-de-animales.html de la posible etimología de Cazonera. La Atalaya, o La Talaya en asturiano, es un lugar donde existe uno de los miradores más bonitos de Asturias y que permite disfrutar de la contemplación de las mejores puestas de sol sobre el mar. La palabra atalaya procede del árabe hispánico aṭṭaláya‘, y éste a su vez, del árabe clásico ṭalā'i‘, y significa “altura desde donde se descubre mucho espacio de tierra o mar”, así que este topónimo no podría estar más ajustado al lugar que denomina.
En asturiano conviven la forma masculina, l’ocle, y femenina, la ocla. En Muros solemos preferir esta segunda forma, ocla, y además utilizamos ese término de forma genérica y englobamos con él todas las especies de algas que llegan a nuestras playas, sin aludir de forma particular al Gelidium corneum, el verdadero ocle.
Lo más llamativo de la extracción de ocla en los años 70 fue la construcción de precarios teleféricos en las playas de Cazonera y La Atalaya. La infraestructura estaba formada por un cable colgante entre dos torres, situadas una en la playa y la otra en lo alto del acantilado. Tal y como muchos recordaréis, cada torreta estaba compuesta por dos altos puntales hincados en el suelo y una trabanca horizontal que los unía.
Imagen del teleférico que existía en el actual mirador de La Atalaya
La ocla se subía en una cesta metálica que iba sostenida sobre un cable de acero. Existía un segundo cable que era el encargado de arrastrar la cesta hacia arriba. Este segundo cable estaba accionado por un motor que solía alojarse en alguna caseta anexa. Como se ve, toda la infraestructura era artesanal, utilizando el ingenio y los escasos medios de la época. Una vez subidas las algas, se extendían por los prados cercanos durante unos días para que se secaran, antes de ser vendidas.
La primera solicitud de instalación que nos consta se realizó en 1973 por la empresa vasca Gudamar S.A., a la cual se le concedió en 1974 autorización para colocar el teleférico tanto en Cazonera como en La Atalaya. Desde ese momento y hasta finales de los años ochenta trabajaron en la extracción varios vecinos del concejo, principalmente de El Monte y de Reborio.
Las playas de Cazonera y de La Atalaya
Sabemos que existieron otros proyectos para construir teleféricos para extraer ocla en El Ordial y en El Miradorio, pero no llegaron a construirse. Sí llegaron a ser abundantes en diversos puntos de la costa asturiana. De hecho, tan habitual llegó a ser el uso de poleas en la subida de algas, que la Compilación de Derecho Consuetudinario Asturiano recoge la “servidumbre de polea”, figura jurídica que permitía a los extractores utilizar las fincas colindantes con el mar para colocar la polea o realizar el tiro con los bueyes.
Y es que aquel boom de los años setenta no fue algo novedoso, puesto que ya en 1880 hay constancia de la recogida de algas también en la “Concha de Cazonera” por Alejandro Menéndez y Ondina, vecino de Cudillero, quien solicitó para la compañía de productos químicos para la que trabajaba la construcción de un tendejón para secar las algas y guardarlas hasta llevarlas con destino a dicha fábrica.
Desconocemos si efectivamente llegó a construirse el edificio previsto de unos sesenta metros cuadrados. Lo que sí sabemos es que en esa época en el puerto de Cudillero se embarcaban cenizas de algas marinas con destino a Gijón para la preparación de productos químicos.
Javier García Alonso - Juan José García González
Bibliografía
Fondos del Archivo Municipal del Ayuntamiento de Muros de Nalón.
Esta entrada no hubiera podido realizarse sin las conversaciones mantenidas con diversos vecinos del concejo, los cuales nos aportan información que no existe más que en su memoria.


Buena entrada.
ResponderEliminarEn algunas zonas, donde antes era muy abundante el ouca, se amontonaba por efectos naturales.
El que fuera pudriendo, generaba biérbenes, que era un cebo maravilloso para pescar muiles de mar; algo muy tradicional en su día y que lleva años perdiéndose.
Buen fin de semana, saludos.
Gracias Javi por recordarnos la variante occidental de la ocla.
EliminarMuy interesante la información. Desconocía que el término ocla fuese correcto.
ResponderEliminarAgustín Emilio, gracias por tu comentario. El Diccionariu de la Llingua Asturiana recoge tanto ocla, ocle y oca. Xosé Lluís García Arias nos lo explica así: "Probablemente del lat. ALGAM ‘alga’ (EM) deriva el ast. ouca > oca ‘tipo de alga’, ‘musgo de las aguas estancadas’, que admite las variantes ocla, ocle"
EliminarMi madre y mi padre fueron unas de las personas que trabajaron en la recogida de ocla en la Atalaya, antes de existir el motor mi padre subía la ocla con el burro. Con el motor vinieron tiempos mejores pero igualmente duros. Recuerdo ver a mi madre bajar a Cazonera a las 3 de la madrugada cuando había ribazón y buenas mareas. Yo aprendí a conducir el motocarro a los 12 años y ayudaba a esprcer y empacar. De los tiempos más felices que recuerdo.
ResponderEliminarGracias Anónimo por compartir tus recuerdos. Para nosotros tiene mucho valor lo que nos cuentas.
EliminarAlago me toco a mi también. Y el agua con limon y azucar que preparaban los mayores era lo mejor
ResponderEliminarGracias Hilario por comentar
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