El desarrollo del puerto de San Esteban a principios del siglo XX vino acompañado de un aumento considerable de las necesidades de agua potable, elemento básico tanto para la vida dentro de los barcos, como para las calderas de vapor de barcos, trenes y grúas; ello obligó a la búsqueda de grandes cantidades de agua en los alrededores del pueblo.
En
un primer momento se aprovecharon los diferentes pozos artesanos del pueblo,
algunos de los cuales tuvieron filtraciones de agua salada que, según parece, acabaron
dando problemas de corrosión en las calderas. Por este motivo se buscaron
captaciones de agua dulce cercanas, como la que promovió en 1912 la
“Vasco-Asturiana”, la cual solicitó la instalación de una tubería de hierro
destinada a la conducción de aguas para abastecimiento de los barcos. Quizás
fue ese el momento en el que ya se construyó, en terrenos del Vasco, el
depósito de aguas que durante décadas monopolizó el skyline de San Esteban.
Imagen de San Esteban en la que se
aprecia, en la esquina inferior derecha, el depósito de agua del Vasco-Asturiano.
En
el verano de 1929 la escasez de agua provocó la paralización de alguna de las
grúas de vapor del puerto, lo que motivó que la Junta de Obras del Puerto (JOP)
proyectase traer agua para sus propios servicios desde fuera del concejo. Así
pues, formuló solicitud del agua sobrante del manantial del Rimuelas, en el
concejo de Pravia, para la que se redactaron dos proyectos en competencia con
el Ayuntamiento. También solicitó las aguas del túnel del Forcón, en el vecino
pueblo de Caseras. Estaba previsto que la conducción discurriera por La Florida
hasta La Magdalena para cruzar el río Nalón sobre el puente de La Portilla. Ninguna
de estas solicitudes fue concedida a “la Junta”.
El
Ayuntamiento de Muros de Nalón venía trabajando en una traída de aguas
municipal, que dotase tanto a la población del concejo como al puerto de San
Esteban, desde 1926, momento en el que redactó el proyecto de traída de aguas,
y que contemplaba la necesidad de una tubería de agua en el puerto que garantizara
20 l/s. En ese proyecto también se contemplaba el consumo para embarcaciones y
ferrocarriles, así como la declaración de las obras como de utilidad pública a
los efectos de la expropiación y ocupación de terrenos de dominio público. Por
todo ello, la Corporación del Ayuntamiento de Muros acuerda en 1934 la
municipalización con carácter de monopolio del servicio de abastecimiento de
aguas, publicado en el Boletín Oficial de la Provincia el 26 de abril de 1934.
El
modelo planteado serviría para que el Ayuntamiento de Muros distribuyera el
agua potable a las diferentes industrias del puerto, excepto a la propia JOP,
tal y como se venía haciendo en los principales puertos del Cantábrico: San
Sebastián, Bilbao, Coruña, Santander, Ribadesella, Luarca o Navia. Sin embargo,
la JOP no solo pretendía atender sus propios servicios, sino también los de
terceros, lo que entraba en colisión con el monopolio del agua dictado por el
municipio y amparado en la normativa de la época. De esta forma se fueron deteriorando
las relaciones entre ambos organismos.
Las
obras de la traída municipal comenzaron en 1934 siendo adjudicatario un
constructor local, Frutos Iglesias. El Ayuntamiento de Muros de Nalón solicitó
al Ministerio de Obras Públicas acceso a los terrenos de “la Junta”, pero no
obtuvo respuesta. Cuando en enero de 1935 las obras estaban a punto de acabar,
al llegar la instalación de la tubería a la zona marítimo-terrestre del puerto
de San Esteban, el ministro de Obras Públicas, posiblemente a instancias de la
Junta de Obras del Puerto, ordenó la suspensión de las obras. Esto complicaba
la situación financiera del Ayuntamiento, quien había concertado un préstamo de
300.000 pesetas (de la época) para realizar la obra.
Una
Comisión integrada por concejales murenses partió a Madrid y, tras reunirse con
el ministro, volvieron a Asturias con la esperanza de haber solucionado el
problema. Sin embargo, nada solucionaron en su viaje a Madrid y, tras la caída
del Gobierno del Estado unos meses después, el Ayuntamiento intentó reiniciar
las obras, las cuales fueron detenidas por segunda vez, lo que motivó un gran
cisma en el Ayuntamiento murense, produciéndose la dimisión en cadena del alcalde,
tenientes de alcalde y, a continuación, la Corporación en bloque.
Hubo que esperar hasta el verano para que las aguas volvieran a su cauce, tras firmar un contrato entre ambas administraciones: el Ayuntamiento vendería a la JOP el agua que ésta luego revendería en los servicios portuarios, reservándose el Ayuntamiento el derecho de abastecer al resto de industrias.
Además,
la JOP consiguió la concesión del agua del túnel de Roñadas para sus propias
necesidades. La conducción del agua se hizo a través de una tubería que desde
Roñadas pasaba por El Parador para bajar por La Pumariega a San Esteban. Un
poco más debajo de El Peix, en la zona denominada “Queimona”, se construyó un
depósito que aseguraba el caudal necesario.
Dentro del círculo rojo el antiguo
depósito de agua de “la Junta” visto desde el paso a nivel de La Tronca.
Pero esta no fue la única controversia por el agua del puerto entre el Ayuntamiento y la “Junta”. En septiembre de 1947 surgió otra crisis en las relaciones entre ambos debido a la escasez de agua que el Ayuntamiento proporcionaba a la JOP, la cual también acabó solucionándose. No cabe duda de que las relaciones entre el Ayuntamiento de Muros de Nalón y la Junta de Obras del Puerto fueron variando a lo largo de los años.
Javier García Alonso –
Juan José García González
Bibliografía
Boletín Oficial de la Provincia de Oviedo del 30 de julio
de 1941.
Ejemplares
del diario Región. Año 1935.
Fondos del Archivo Municipal del Ayuntamiento de Muros de Nalón.
Marín
Toyos, José, Memoria del estado y progreso del puerto de San Esteban de
Pravia 1928-1929, Junta de Obras del Puerto de San Esteban, San Esteban,
1930.






