En la entrada anterior describimos las
características del castro de El Campón como recinto de interés arqueológico en
el que vivían antiguos pobladores de nuestro territorio. Sin embargo, estos
habrían de realizar actividades en zonas cercanas al mismo, por lo que el
ámbito de influencia del castro traspasaba sus propias líneas defensivas.
El gran estudioso de los castros asturianos Jose Manuel González y Fernández-Vallés, filólogo de formación y arqueólogo de corazón, descubrió y catalogó gran cantidad de castros gracias a topónimos que se repiten abundantemente en diversos lugares de Asturias. Por ello la toponimia, y sobre manera la toponimia menor, es una gran fuente de información para la arqueología.
Hagamos, pues, un repaso a otros topónimos cercanos que pueden tener relación con dicho poblamiento castreño.
Veneiro y Veneirín
A los pies del promontorio del castro se encuentran las playas de Veneiro y Veneirín, la segunda con una forma asturiana de diminutivo de la primera. Ya dijimos que el nombre de estas playas procede de la voz latina VENARIUM, formada a partir de VENA, “filón [de un metal]” con el sufijo –ARIUM, que indica “lugar abundante en algo”. Alude el topónimo claramente a la explotación minera situada junto a la playa; de ella, en época prerromana o romana, extraían los pobladores del castro muy posiblemente cobre y/o hierro (a juzgar por la presencia en la zona de un tipo de mineral denominado goethita, en el que dos tercios de su composición son de hierro). Hay noticias de que todavía hacia mediados del siglo XX se produjo un aprovechamiento mineral de este yacimiento.
Una denominación alternativa a la tradicional de Veneiro es la de Playa de Xilo, mucho más moderna, aunque se remonte ya a algo más de un siglo. Efectivamente, en agosto de 1913 fueron localizados en una cueva de la playa los restos descuartizados de “Xilo el Hilario”, sobrenombre de Hermenegildo Álvarez Barrera, labrador adinerado de Muros, con domicilio en Reborio, asesinado a la edad de 70 años. Se localizó primero su cuerpo sin cabeza ni piernas dentro de un saco y luego se encontraron sus piernas; también aparecieron en la misma playa algunas de sus ropas. El asesinato de Xilo, como cuentan Mancisidor-Cándano, provocó una enorme conmoción en Muros. El móvil del crimen fue el robo. Hubo muchos interrogatorios, sospechosos e incluso encarcelados, pero finalmente el caso se cerró sin acusados y nunca fue esclarecido. El recuerdo de tan macabro suceso se mantiene, no obstante, en el “nuevo” nombre de la playa.
El Castiellu
Por su situación y topografía, El Castiellu ha sido un lugar relevante en la historia de Muros. El nombre de esta gran peña, que limita imponente la playa de Aguilar por su parte oriental, remonta al latín CASTELLUM, origen también del término castellano “castillo”, y que puede referirse a la existencia de construcciones de uso defensivo. El mismo Félix Fierro (pág. 22) apunta a propósito de este lugar lo siguiente: “se halla, en su mayor parte, revestida ya de vegetación y puede ascenderse por ella cómodamente, hasta ver en lo alto las ruinas de una edificación que, sin duda, fue la que le dio nombre”.
Los Corrales
Muy cerca del castro encontramos también el topónimo Los Corrales. El Diccionario de la RAE define la voz corral de esta manera: “En las casas o en el campo, sitio cerrado y descubierto que sirve habitualmente para guardar animales” y propone que el término pueda proceder del latín vulgar *CURRALE “lugar donde se guarda el carro”, derivado este de CURRUS “carro”. Podrían muy bien haber existido en este lugar estructuras o recintos dedicados a la explotación ganadera desde épocas ciertamente antiguas.
El Miradorio
Otro topónimo cercano y posiblemente vinculado al castro es El Miradorio, del latín MIRARI “admirar”, que el Diccionariu de la Llingua Asturiana define como “Sitiu dende onde se mira un paisaxe”. Topográficamente El Miradorio está situado en una cota superior al castro, por lo que podría haber sido utilizado como lugar de vigilancia.
La Carcavina
Este topónimo es diminutivo de la palabra castellana cárcava, con variantes cárcova y carcua. De este término surgen topónimos bastante frecuentes en Asturias como La Cárcava, La Carcavada y este mismo nuestro de La Carcavina, que existe también en el concejo vecino de Soto del Barco. Según el Diccionario de la RAE, cárcova es una “zanja o foso”. Este tipo de zanjas se utilizaban muchas veces para marcar los límites de fincas o montes. No es fácil determinar si este recurso de demarcación del territorio se remonta a los tiempos de ocupación del castro o es posterior, pero es sin duda un uso con muchos siglos de antigüedad.
Juan José García González – Javier García Alonso
Bibliografía:
González-Fierro, Félix, Muros de Nalón, Oviedo, Instituto de Estudios Asturianos, 1953.
García Arias, Xosé Lluis, Diccionariu xeneral de la llingua asturiana, Oviedo, Academia de la Llingua Asturiana, 2002
García Arias, Xosé Lluis, Toponimia asturiana. El porqué de los nombres de nuestros pueblos, Editorial Prensa Asturiana, S. A., Oviedo, 2005
Mancisidor, Myriam – Cándano, Xuan, “Xilo, un asesinato sin pies ni cabeza”, La Ilustración Asturiana, segunda época, nº 12, invierno de 2004, pág. 7.

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Fantástico trabajo, mil gracias.
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Eres muy amable.
EliminarGracias, cuanto aprendizaje 👍
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Eres muy amable.
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