En anteriores entradas ya hemos comentado el nombre de algunos caminos
públicos como el de El Toral que comunica Villar con el aparcamiento de la
Playa de Aguilar o el camino de La Fábrica entre La Veiga y El Parador.
Con la tramitación del nuevo Inventario de Caminos del concejo que está llevando a cabo el Ayuntamiento de Muros de Nalón, está apareciendo mucha información al respecto. Queremos aportar nuestro granito de arena analizando el nombre de aquellos caminos que tienen entidad propia y singular, y que por lo tanto son relevantes en cuanto a la toponimia. Se omiten intencionadamente aquellos otros caminos cuya denominación alude a una zona (por ejemplo, camino de Aguilar) puesto que en esos casos se le está asignando al camino el nombre de la zona o lugar por donde este discurre.
Un caso distinto a lo anterior es el del Candevillar, camino ilustre que une San Esteban y Muros de forma rápida y directa. En el Apeo de los bienes de D. Diego de Miranda como señor de la Casa de Miranda de 1631 se cita un “término de Candebillar” (Fierro, pág. 210). Hay un lugar en Babia denominado Candemuela para el que se documenta una designación medieval “campo de mola” por “campo de muela” (García Arias, pág. 676). Proponemos que Candevillar podría ser, de forma paralela, “Campo de Villar”, refiriéndose este Villar, topónimo que habría desaparecido ya en esa zona, “a un conjunto de dependencias de una antigua villa o establecimiento para la explotación agrícola”.
En la traza del Candevillar existen diversas canteras que seguramente proporcionaron piedra para la construcción. Esta actividad extractiva quedó inmortalizada en la toponimia de la zona a través del topónimo La Canterona. Hoy en día caminar por el Candevillar es seguro y cómodo gracias a su buen firme, pero no hace muchos años era un camino de tierra que se volvía impracticable por la abundancia de agua. Tal es así que a la mitad del camino nos encontramos la que muchos denominan “La Fuentina”, con agua durante casi todo el año.
Uno de los caminos públicos más singulares de Muros es la Cuesta Arango o Calea Arango, como decían los antiguos en otras épocas en las que aún no estaba aglomerado. Se desconoce la procedencia del “Arango”, si bien es muy posible que sea un antrotopónimo, con algún tipo de vínculo en La Veiga, puesto que esa zona en el pasado se conocía como Vega de Arango. El topónimo Arango, al igual que Aranguín, ambos bien conocidos en el concejo vecino de Pravia, derivan de la voz prerromana *ARA, con el significado de “río” (García Arias, pág. 189); con el tiempo, como tantos otros nombres de lugar, se convirtió también en apellido.
En la Cuesta Arango existe un ramal, en su parte inferior, que va a Los Carbayones, y cuyo tramo era conocido como la Calea Los Tintos, por vivir a mediados del siglo XX una familia con ese sobrenombre en la casa que se encuentra pegada al mismo.
Los términos caleya y
calea, del latín CALLICULAM,
diminutivo de CALLEM, “calle”, tienen en asturiano el mismo significado y
designan una calleja, un camino estrecho, malo, pedregoso, sin asfaltar. La
forma caleya está más extendida y su
variante calea es la que se emplea en
el concejo de Muros, al igual que en otros cercanos como Pravia, Candamo,
Grado, Carreño o Valdés.
También en esa zona el Camino de Santiago recibe diferentes
nombres propios. Así, el tramo que desde la Calea Los Tintos baja a La Pumariega
es conocido como Camino de los Carbayones, por haber existido en dicho
cruce unos grandes carbayos hasta no hace muchas décadas. Y de igual forma el
camino entre La Pumariega y Era se denomina Camín de Pando, en el cual
existía una fuente y lavadero preciosos que se llevó por delante la
construcción de la Nacional 632 en los años ochenta. A partir de documentación
histórica sabemos que Pando es un nombre de la zona muy antiguo puesto que ya
aparece citado en el Apeo de los bienes de D. Diego de Miranda como señor de la
Casa de Miranda de 1631. Es de suponer que en aquella época se conociera por
Pando una zona concreta de La Pumariega, y que con el paso de los años quedara desvirtuada,
manteniéndose el nombre de Pando en el camino. Ese topónimo Pando es bastante
común en Asturias y se remonta al adjetivo latino PANDUS, -A, -UM, que
significaba tanto “arqueado, alabeado” como “abombado, cóncavo” (García Arias,
pág. 158), características todas ellas que reunía el antiguo camino.
(Continuará en una próxima entrada)
Javier García Alonso - Juan José García González
Bibliografía
García Arias, Xosé Lluis, Toponimia asturiana.
El porqué de los nombres de nuestros pueblos, Editorial Prensa Asturiana,
S. A., Oviedo, 2005.
González-Fierro Ordoñez, Félix, Muros de Nalón,
Oviedo, Instituto de Estudios Asturianos, 1953.





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