sábado, 28 de junio de 2025

ALGUNOS RECUERDOS PASADOS DE LA FIESTA DEL CARMEN DE SAN ESTEBAN

A poco más de quince días para la celebración de la brillante, concurrida, grande, y, al mismo tiempo, entrañable fiesta de la Virgen del Carmen en San Esteban, hemos querido recuperar algunos recuerdos de épocas pasadas relacionados con ella, al igual que en la entrada anterior de nuestro blog lo hicimos con las fiestas de San Antonio en Muros.

Se conserva documentación gráfica de diverso tipo que confirma la antigüedad de la fiesta y de la tradicional procesión marinera, ambas más que centenarias. Hay fotografías de los primeros años del siglo XX con barcos engalanados para realizar una procesión con la Virgen y muchas embarcaciones participando en el recorrido.


También se conserva un programa de las fiestas de los años 20 en el que se cuenta que en 1926 se fundó la “Sociedad Nuestra Sra. del Carmen” por iniciativa de “unos cuantos jóvenesentusiastas” de San Esteban para una mejor organización de las fiestas “con toda pompa y esplendor”. En su ánimo estaba “honrar y festejar, con el mayor esplendor, a la “Excelsa Patrona de la Marina, ya que San Esteban, como puerto de mar, forma parte de esa inmensa arteria por donde corre la sangre de nuestra riqueza minera a nutrir y robustecer el cuerpo de la pujante industria nacional”. En ese programa de 1928 las fiestas duraron tres días, del 14 al 16 de julio. Había verbenas “con iluminación eléctrica”, fuegos artificiales, y hasta el lanzamiento al espacio de un “globo gigantesco”. Se celebró una gran carrera provincial de bicicletas, misa cantada por el “Coro Artístico de la localidad”, se hizo un reparto a los socios del bollo y el vino. En la tarde del día 15 tuvo lugar el “Gran festival náutico” en la dársena. La banda de música del Regimiento Príncipe de Oviedo, desplazada desde su sede para la ocasión, tenía un gran protagonismo en las fiestas, pues tocaba la diana a las 8 de la mañana, acompañaba las verbenas y el día 16 dio un concierto clásico después de la misa.

La afluencia de participantes en las fiestas provocó incluso que el Ferrocarril el Vasco organizara servicios especiales para trasladar a San Esteban a los habitantes de los municipios cercanos.

Formación de la procesión del Carmen en 2019”

El momento más entrañable de los festejos del Carmen es, precisamente, la procesión de la Virgen que les da nombre, la patrona de los hombres y mujeres de la mar. Hoy en día chicos y chicas del pueblo, vestidos de marineros, sacan la imagen de la Virgen desde la iglesia y la conducen a hombros hasta el puerto de la localidad. La imagen actual de la Virgen es una talla de madera creada hacia 1945 por el importante escultor asturiano Gerardo Zaragoza, autor de relevantes obras repartidas por toda Asturias, por ejemplo, el monumento a Don Pelayo de Covadonga. Acompañada por los niños y niñas que han comulgado en el año, por los sacerdotes y las autoridades, ya en el puerto la Virgen es subida a una embarcación para dar comienzo a la procesión marítima por la ría en dirección al mar, dejando San Esteban a un lado y San Juan de La Arena al otro. 

“Procesión del Carmen de 2024 vista desde L’Arena”

Llegan hasta el punto donde se une el Nalón con el Cantábrico, lugar en el que se lanza al mar una corona de laurel. Multitud de embarcaciones de diverso tipo y envergadura acompañan a la Virgen en esa procesión dando lugar a un hermoso y colorido desfile. Durante mucho tiempo un elemento identificativo y peculiar de la procesión del Carmen de San Esteban es emplear, en lugar de un barco de pesca, un remolcador para trasladar a la Virgen, evocando así el carácter industrial ligado al tráfico carbonero de nuestro puerto.

“Una procesión por la ría del Nalón, en la primera década del siglo XX (Colección Museo del Pueblo de Asturias, Gijón)”

Tenemos noticias gráficasprocedentes de los primeros años del siglo XX de la utilización de un remolcador de nombre “Matilde” para sacar a la Virgen por la ría. Y también durante muchos años esa labor la realizó el famoso remolcador “San Esteban”, conocido con el sobrenombre de “El Vaporín”, hoy lamentablemente alejado de San Esteban. Esta famosa embarcación, construida en 1902 en los astilleros de Dartmouth (Gran Bretaña), fue adquirida por la Sociedad General de Ferrocarriles Vasco-Asturiana y llegó a San Esteban en la década de los años veinte. Fueron incontables los barcos a los que ayudó a entrar y salir, durante décadas, de un puerto tan importante en la historia de la industria asturiana. Tras unos años de abandono y ruina, el remolcador fue restaurado por la iniciativa de un grupo de amigos. En 2013 volvió a San Esteban, repuesto ya de sus heridas, y participó de nuevo en la procesión del Carmen.

Como decíamos al comienzo de estas líneas, pronto volveremos a celebrar las fiestas del Carmen, unas fiestas profundamente imbricadas en la historia del pueblo de San Esteban, llenas de evocación y recuerdos de gentes y tiempos pasados. A todos los que con su esfuerzo, tiempo y dedicación colaboran para que sigan siendo una realidad año tras año, ¡mucho ánimo y muchas gracias!

 

Juan José García González – Javier García Alonso

 

Bibliografía:

(sin firma) Album Literario Anunciador Fiestas de Nª Sª del Carmen San Esteban de Pravia, Imprenta “Gutemberg”, Oviedo, 1928.

(sin firma) “La vuelta del Vaporín”, La Ilustración Asturiana, nº 49, Primavera-Branu, 2013.

Méjica García, Juan Manuel, Pintores del Nalón, Muros de Nalón-Soto del Barco-Pravia, 2004.


sábado, 14 de junio de 2025

LAS FIESTAS DE SAN ANTONIO

Nunca es tarde para tributar un aplauso a los jóvenes de la Comisión de festejos, que luchando con muchas dificultades han cumplido al pie de la letra lo ofrecido en un programa que muchos creían irrealizable”.

La frase anterior no es nuestra, sino que aparece recogida en la revista “El Nalón” de septiembre de 1899, tras los festejos de Nuestra Señora, pero estamos seguros de que, después de 125 años, podríamos utilizarla en el día de hoy para agradecer a nuestros jóvenes la organización desinteresada de las fiestas de San Antonio.


Mucho han cambiado la sociedad y las tecnologías desde aquella época, y las fiestas, como elemento consustancial de la sociedad, no podrían escapar a esos cambios. En el año 1898 toda la celebración se realizaba en un solo día, concretamente en el domingo siguiente al 13 de junio. Comenzaba con la ceremonia religiosa a primera hora para a continuación, iniciar la fiesta profana. El elemento que las dividía era la puya´l ramu. El de aquel año estaba compuesto principalmente por llacones, escanda y maíz, alcanzando el montante de la subasta los 34 duros de la época, cantidad que hoy en día equivaldría aproximadamente a unos 3.000 euros.

Muchos de los elementos que conformaban el ramo eran donados por los vecinos del pueblo. A lo largo del siglo XX su contenido fue variando al incluir no solo lo que se producía en la casería, sino aquellos elementos que comenzaban a aparecer en las tiendas y comercios, como, por ejemplo, botellas de licor o galletas. Muchas de estas donaciones (y sobre todo los ansiados llacones) eran ofrendas al santo para que cuidara o mejorara a los animales de la casa. No deja de ser curioso que, a nuestro San Antonio, que es el de Padua, con celebración el 13 de junio, se le hicieran ofrendas en una trasposición de santos como si se tratara de San Antonio el Eremita, San Antón, el encargado de bendecir a los animales el 17 de enero.

La subasta del ramo se hizo a lo largo del tiempo de diferentes formas. Si bien hubo épocas en que se subastaba un solo ramo que aglutinaba todo lo donado por los vecinos, a lo largo del siglo XX hubo ocasiones en que se subastaron los artículos de forma independiente. Diversos vecinos, ciertamente elocuentes y expertos en la práctica del encante, fueron los encargados de subastar magistralmente el ramo. Quizás la Asociación Cultural y de Festejos de Muros de Nalón se anime a recuperar esta tradición en el futuro.

Una vez subastado el ramo comenzaba la fiesta tradicional, la cual era eminentemente diurna. En 1899 la fiesta estaba ambientada por música de gaita a cargo del “Ciego de la Cueta”, tocando para bailar “el asentao” y “la gallegada”. Pero no solo había baile, durante la tarde también se entonaban canciones como el “Señor San Pedro”, “La Magdalena” o “La Praviana”.


La creación de bandas de música en diversos concejos asturianos a principios del siglo XX permitió amenizar la procesión de San Antonio y el posterior vermú musical. Fueron asiduas las bandas de música de Pravia, Candás o Mieres, las cuales cedían el testigo a media tarde a la orquesta encargada de realizar el baile. La orquesta se situaba sobre el kiosco municipal que se montaba en la farola del centro de la plaza, todo ello bajo las guirnaldas de banderas y luces de colores típicas de las fiestas asturianas. Por allí pasaron a mediados del siglo XX orquestas como La Estrada, Yolanda, Neptuno, Gran Casino de Luarca, Bahía o Mozart.


Las fiestas de San Antonio fueron testigo de la evolución de las orquestas durante todo el siglo XX, desde aquellas orquestas instrumentales amateur que llegaban desde concejos limítrofes, hasta las grandes orquestas profesionales que en la actualidad acuden desde cualquier lugar de nuestra geografía. Para entender el gran nivel de las orquestas de San Antonio debemos reparar en que hasta los años ochenta el gran festejo murense era Nuestra Señora. La apuesta por las fiestas de San Antonio en detrimento de las del 15 de agosto permitió concentrar los recursos económicos elevando el nivel de las fiestas. De esta forma asistimos desde los años noventa del siglo pasado a la época dorada de San Antonio, lo que ha permitido ver actuar en La Plaza a las mejores orquestas del panorama musical.

Pero las fiestas no solo son para los mayores de edad, hay un papel reservado también para los niños y jóvenes. Hoy en día nuestros niños disfrutan en hinchables, coches de choque, etc., pero en el pasado sus padres y abuelos también tuvieron la posibilidad de jugar en el tiro y los caballitos de Rafael, la tómbola España o el Ratoncito Galicia. Mientras tanto, en un lugar bien vistoso de la verbena estaba situada la avellanera con su gran cesta, donde comprar la bolsa de avellanas que atestiguara la asistencia a la fiesta.

En los festejos celebrados en 1898 tenía un papel relevante el fuego. Por un lado, se realizaba una gran foguera a base de toxos, la cual suponemos que era encendida al anochecer. Sin duda esta novedosa referencia debe hacernos pensar en el ritual del fuego dentro de las celebraciones populares, quizás anclado en una costumbre de tiempos pretéritos. A lo largo del siglo XX la foguera ya había desaparecido de la fiesta, pero curiosamente en las conversaciones con nuestros informantes ha aparecido la referencia a las verbenas de mediados del siglo XX como “ir a la foguera”, en lo que podría ser una reminiscencia de la histórica celebración del fuego. Desconocemos si este apego por el fuego era propio de todas las fiestas veraniegas de la época, o si por el contrario estaba relacionado con la cercanía de San Antonio con el solsticio de verano del que distan tan solo 10 días y sin apenas variación en la eclíptica del sol.

También el fuego era el encargado de elevar en 1898 al cielo murense pequeños globos aerostáticos construidos por vecinos utilizando papel, cuerda y una vela. En ocasiones se incluía pólvora en el interior de algún globo para que explotara una vez había cogido altura, siendo éste un claro precursor de los actuales “voladores” tan presentes en las celebraciones asturianas del siglo XX. El final de la fiesta era el momento en el que colectivamente se armaba la danza tradicional, costumbre que ya había desaparecido a mediados del siglo XX.

No podemos acabar la entrada de hoy sin recordar el gran concurso exposición de ganado que hubo en el Campo del Palacio hasta los años noventa pasados en que decayó con la transformación del mundo rural y su paulatino abandono. 


Esta entrada no hubiera podido realizarse sin las conversaciones mantenidas con diversos vecinos del concejo, los cuales nos aportan información que no existe más que en su memoria.

 

Javier García Alonso – Juan José García González

 

BIBLIOGRAFÍA:

 

Ejemplares de El Nalón, nº 37 (1 de julio de 1898), pág. 8, y nº 64 (1 de septiembre de 1899), pág. 7.








LOS CARGADEROS

A la par que se construía la línea de ferrocarril entre las cuencas mineras y San Esteban, la Sociedad General de Ferrocarriles Vasco Asturi...