sábado, 22 de noviembre de 2025

EL CERCO O VUELTA DEL FORNO

En una entrada anterior (pulsa aquí para leerla) ya comentábamos el aprovechamiento de xunco en La Xuncal/Xunquera. Pero no era aquella la única finca de grandes dimensiones del Ayuntamiento de Muros de Nalón que este ponía a disposición de los vecinos para la extracción de hierbas y mullidos con destino ganadero. En la entrada de hoy visitaremos el Sur de Era, concretamente una zona de prados bañados por el río Nalón, a escasos metros de El Forno. Los vecinos conocemos la zona como El Cerco/ Los Cercos, pero en otras épocas también fue conocido como la “Vuelta del Forno” por estar situada en el lugar donde se forma el primero de los característicos meandros del Nalón en nuestro concejo.

En El Cerco tiene el Ayuntamiento de Muros de Nalón una gran finca de unas 5 hectáreas que fue aprovechada por el común de los vecinos del concejo desde tiempo inmemorial. Esa inmemorialidad fue la que permitió inventariarlo en 1859 como bien propio del Ayuntamiento. Durante el desarrollo de la desamortización de Madoz de 1855, la presión de los vecinos permitió que no fuera vendido a terceros, siendo inscrito en 1862 a nombre del Ayuntamiento en el Registro de la Propiedad. Creemos que este es el motivo por el que esta finca es la única finca pública, mientras que el resto de fincas privadas aguas arriba entraron en el tráfico inmobiliario, al producirse la desamortización, a los vecinos de Los Cabos.

El acceso a la finca municipal se realizaba desde Era, a través del camino que baja a El Forno. Toda la finca es llana, teniendo una altitud media de 2 metros sobre el nivel del mar, por lo que es cubierta parcialmente por las grandes mareas. 

Abajo en primer término encontramos El Cerco rodeado de agua en una gran pleamar.

En toda la finca existen multitud de huelgas o canales que convierten al Cerco en una pequeña isla rodeada de agua a pleamar. De ahí se podría explicar el topónimo Cerco, a partir de la voz latina CIRCVM con el significado de “alrededor”; se trataría aquí de un cerco de origen natural, no creado por mano del ser humano.

En el Archivo Histórico del Ayuntamiento de Muros de Nalón se almacena documentación de las subastas delas hierbas de El Cerco desde 1891. A diferencia de lo que sucedía en La Xuncal,donde se recogía únicamente el xunco para las camas del ganado, en El Cerco la mayor parte de las hierbas recogidas eran para alimento de los animales.Y es que, debido a la salinidad de la zona, la hierba resulta muy sabrosa y por ello es comida con facilidad por los animales.

Previamente a la subasta, la finca se dividía en 10 lotes o quiñones. Cada uno de estos lotes aún podía resultar muy grande para las ganaderías familiares de la época, por lo que era habitual que varias familias se unieran entre sí para pujar en la subasta.

Los quiñones tenían diferente precio de partida en la subasta, siendo los más cercanos a El Forno los menos valorados, pese a estar más cerca del camino. Y es que en esa zona se producía la peor hierba debido a las continuas inundaciones.

La subasta solía celebrarse en los meses de abril o mayo y habitualmente solía utilizarse el método de “pujas a la llana” durante el tiempo que la mesa lo considerara necesario, que habitualmente era media hora. Una vez finalizada la subasta, los adjudicatarios tenían diez días de plazo para realizar el pago.

El aprovechamiento se realizaba desde la adjudicación en el mes de mayo hasta el final de año, lo que posibilitaba al menos dos siegas, el verano y el otoño. Solo se permitía la siega, estando prohibido el cultivo de la tierra.

De igual forma también estaban obligados a la retirada del carrizo de las huelgas, de cara a mantener limpia toda la extensión, haciendo que esta planta no proliferara. Así se explica el cambio tan profundo que sufrió la zona, tal y como puede apreciarse en las siguientes imágenes.

Uno de nuestros informantes nos explica que, previamente a la subasta, “se marcaban los lotes sobre el terreno con la gadaña en posición vertical”, en la acción que se conocía como “riscar”, del latín RESECARE, con el significado de “cortar”. Desconocíamos esta acepción murense tan particular y ya casi totalmente olvidada del verbo, el cual es recogido por García Arias en la zona eonaviega con un significado similar: “Apuntar, hacer señales en paredes o maderas con un punzón o tiza”.

Al igual que sucedió en La Xuncal, la forma de la subasta fue variando a lo largo de los años. Aunque lo más habitual era que la finca estuviera dividida en quiñones, hubo años en que la finca se subastó en su totalidad. Es altamente improbable que un solo vecino aprovechase toda la finca para sí mismo, por lo que debemos pensar en una posterior división en lotes.

La zona de El Cerco está muy influida por el imponente río Nalón con sus grandes riadas, lo que ha motivado que desde 2017 el río haya variado su cauce, disminuyendo la superficie de la finca municipal 3.500 m2.


A la izquierda la finca en 1997 y a la derecha la finca actual después de comer el río gran parte de la finca.

 

Javier García Alonso - Juan José García González

 

 BIBLIOGRAFÍA:

Expedientes de enajenación de hierbas, Ayuntamiento de Muros de Nalón, 1891-1980.

https://mas.lne.es/diccionario, García Arias, XoséLluis, Diccionario General de la Lengua Asturiana (Consultado el día 16/11/2025)

Esta entrada no hubiera podido realizarse sin las conversaciones mantenidas con diversos vecinos del concejo, los cuales nos aportan información que no existe más que en su memoria.


sábado, 8 de noviembre de 2025

DON BLAS AZNAR GONZÁLEZ in memoriam

En el muro de piedra que bordea la urbanización “Las Palomas”, en La Plaza de Muros, puede verse, situada a la izquierda del portón de acceso a la urbanización, una inscripción de mármol, cuyo texto transcribimos a continuación:

 

EN ESTA CASA VIVIO Y MURIO

EL PROFESOR BLAS AZNAR

MÉDICO, HUMANISTA, Y FIGURA

EMINENTE DE LA MEDICINA

LEGAL CONTEMPORANEA.

SUS COMPAÑEROS, DISCIPULOS Y

AMIGOS DE LAS UNIVERSIDADES

DE MADRID, SALAMANCA,

OVIEDO Y VALENCIA

AÑO 1997

 


Como puede leerse, la inscripción fue colocada en el año de 1997 en recuerdo y homenaje de un insigne personaje que había fallecido diez años atrás, Blas Aznar González. Van a cumplirse el mes que viene 38 años de su muerte y hemos pensado que algunos de nuestros vecinos quizá no tengan ya recuerdo de esta persona tan relevante y merecedora de reconocimiento que, como dice la inscripción, vivió y murió en nuestro pueblo.

Parafraseando a Clarín, a don Blas, como era y sigue siendo conocido entre nosotros, “lo nacieron” en Avilés, aunque creemos poder asegurar que él se sintió siempre profundamente murense.  Efectivamente, vino al mundo el 12 de diciembre de 1903, en esa ciudad en la que su padre, Francisco Aznar Martínez, era director médico de la Estación Sanitaria del Puerto de Avilés. Su madre fue la murense Mercedes González Menéndez, hija de José María González Fernández-Vallín, que era primo carnal del primer marqués de Muros, y un hermano de su madre, Gerardo González, fue el último administrador de los marqueses de Valdecarzana en Muros, de manera que su familia materna estaba profundamente enraizada en nuestro municipio.


Estudió el Bachillerato en Avilés. Parece que uno de sus juegos favoritos de su infancia era el de policías y ladrones, lo que parecía presagiar su actividad futura. En Gijón preparó el ingreso en la Universidad. En la de Madrid cursó la carrera de Medicina entre 1920 y 1927. En la capital ejercía ya por entonces su carrera profesional también de médico su hermano Claudio, trece años mayor que él, y que le influiría en su formación y orientación profesional.

En 1931 obtuvo el grado de doctor con la tesis “Nuevas orientaciones y nuevas técnicas para el examen del pelo en Medicina Legal.”

Sin haber terminado la carrera comenzó ya su actividad profesional, que estaría repartida en tres líneas claramente relacionadas entre sí: la docente, la investigadora y la pericial, todas ellas enmarcados en el ámbito de la medicina legal y de la criminalística.

Entre 1933 y 1968 ocupó diversos cargos docentes en la Universidad Complutense de Madrid y en 1968 obtuvo por oposición la Cátedra de Medicina Legal de la Universidad de Salamanca, plaza que ocupó hasta su jubilación en 1973. Pronunció gran cantidad de conferencias e impartió muchos cursos. A los que organizaba sobre Investigación Criminal en Madrid acudían alumnos de las más diversas profesiones: sanitarios, profesionales del derecho, personal de la Policía, de la Guardia Civil y del Ejército. Aproximadamente la mitad de sus alumnos eran españoles y el resto procedían de Hispanoamérica y los EEUU, de Líbano, Portugal, Polonia, Alemania, Francia, Inglaterra, Marruecos e incluso de China e India.

Realizó una intensa labor en el campo de la investigación criminal forense, incorporó las técnicas más avanzadas y en vanguardia de la época. Defendía la necesidad de la colaboración entre los médicos, la policía criminal y la justicia.

Sus investigaciones y métodos científicos fueron reconocidos por los investigadores internacionales; sus trabajos eran citados en la literatura científica alemana, inglesa, francesa… Escribió más de 90 trabajos de investigación, entre libros y artículos científicos, en el ámbito de la criminalística, dedicados al estudio de las armas, los documentos, el esperma, las huellas dactilares, el pelo, los restos óseos, la sangre, los tóxicos, así como sobre técnicas de investigación.  Podríamos destacar algunas obras, como su Manual teórico práctico de medicina forense (Madrid, 1935) o una de sus últimas obras publicadas: Personalidad biológica de Azorín (1973), el en que realiza el perfil biográfico del escritor a través del estudio de su escritura, su estructura dermopapilar y la influencia del mundo circundante en su configuración vital. Otra obra muy importante, por la novedad de su enfoque, fue el libro de 1968 Notas para un estudio sobre Biología Criminal de la Mujer (La delincuencia catamenial), en el que estudiaba la delincuencia vinculada al ciclo menstrual de la mujer, un tema en cuyo estudio don Blas fue absolutamente pionero. Se tiene constancia de que un tribunal norteamericano llegó a reconocer el llamado síndrome premenstrual de la mujer como “circunstancia modificativa atenuadora de la responsabilidad criminal”; en cambio en la legislación española no se reconoce, hasta donde sabemos, la delincuencia catamenial como eximente por trastorno mental transitorio.



Trabajador incansable, a lo largo de su carrera profesional como médico forense, emitió varios miles de informes periciales en los que se examinaban pruebas relacionadas con armas, pelos, sangre, huellas dactilares, etc. Algunos tuvieron verdadero impacto histórico por la notoriedad de los personajes investigados; mencionaremos solo dos ejemplos.

Los días 13 y 14 de julio de 1936 realizó el estudio médico-legal exhaustivo del escenario del asesinato de José Calvo Sotelo -líder monárquico de la Segunda República, el más destacado de la oposición al gobierno-  y la autopsia de su cadáver.

Otro caso en el que participó fue el de la Duquesa Cayetana de Alba, la que fue pintada por Goya. Existía en torno a ella la leyenda popular de que había muerto envenenada. Por eso la familia, deseosa de conocer la verdad, procedió a la exhumación del cadáver, que se conservaba en perfectas condiciones, con principios de momificación. Se llegó al análisis de la sangre y no se detectó la existencia de veneno de ninguna clase. Se probó así que el envenenamiento de la Duquesa era, realmente, una leyenda.



“Don Blas Aznar en su laboratorio de la Facultad de Medicina del Hospital San Carlos de Madrid realizando una investigación microscópica. Muchísimas fueron, sin duda, las horas de su vida que pasó ante el microscopio.”

A lo largo de su vida recibió diversos premios y distinciones, otorgados por la Real Academia Nacional de Medicina, de la que además fue nombrado Académico correspondiente en 1964.En 1973 fue elegido Académico de número en la Real Academia de Medicina de Salamanca, aunque no llegó a tomar posesión de su sillón.

El 31 de mayo de 1969 se casó en Salamanca con Paloma Castillo Martínez, hija de un eminentísimo radiólogo madrileño, Ernesto Castillo. Había sido alumna suya en el curso 63-64 en la Facultad de Medicina de la UCM. Le dirigió la tesis doctoral, titulada La pericia médico-legal de documentos, calificada con Sobresaliente cum laude en 1974 en la Universidad de Salamanca. Paloma Castillo colaboró con él en dicha Universidad en diversos puestos docentes, siendo una de sus discípulos más directos.

A pesar de tener fijada su residencia en Madrid y en Salamanca, el lugar de veraneo habitual de don Blas fue siempre Muros. El matrimonio se construyó una casa en la finca a la que aludíamos al principio, un terreno heredado de su tío Gerardo, donde encontraron ya plantados árboles autóctonos de gran porte a los que añadieron coníferas y otros árboles ornamentales, creando un hermoso jardín, del que la actual urbanización ha conservado unos cuantos ejemplares. En el porche de la casa estuvo colocado varios años, hasta que la casa fue vendida y demolida, el escudo de la familia Álvarez-Baragaña, que la viuda de don Blas donó al Monasterio de San Pelayo de Oviedo, en uno de cuyos claustros se encuentra ahora.

Uno de los recuerdos más curiosos que don Blas ha dejado en la memoria de los murenses de más edad es su característico atuendo; solía vestir, no solo en el ámbito doméstico, sino en las calles o plazas del pueblo, un mono blanco, acompañado muchas veces de botas de agua.



Don Blas, en el centro de la imagen, con su característico mono blanco, acompañado de sus amigos Juan Santana, a la izquierda de la foto, y Manolito el Platero, a la derecha.

De carácter muy afable y cercano, no dejaba de pararse a conversar con sus muchos amigos y conocidos de Muros. Era también uno de los participantes habituales en la tertulia de La Platería, en la Plaza de Muros. Allí, con el pintor y orfebre Manolito el Platero y las hermanas Palacios como anfitriones, eran asiduos el pintor José Sotero y su esposa Eulalia Valdés, el articulista y gran bibliófilo Juan Santana y su esposa Ana María Miranda Suárez-Soto, Rosario Wiggin, conocida familiarmente con “la Bimba” –una manera cariñosa de designar a las niñas en Italia-, el padre Luis Fierro y otros “veraneantes” que se unían más esporádicamente a la conversación durante las vacaciones estivales.

Demostró su amor a Muros donando el terreno de 3.400 metros cuadrados en los que se edificó la Casa-cuartel de la Guardia Civil de Muros; aunque fueron valorados por la Administración en 10.000 pesetas, renunció a ellas y cedió la finca gratuitamente.

El que es considerado como el fundador de la Policía Científica Española falleció el 28 de diciembre de 1987, a los 84 años de edad, en su casa de Muros, donde había establecido su residencia habitual tras su jubilación en la Cátedra de Salamanca en 1973.

Juan José García González – Javier García Alonso


BIBLIOGRAFÍA:

González-Fierro, Félix, Muros de Nalón, Oviedo, Instituto de Estudios Asturianos, 1953.

González-Santander Martínez, Marta, Blas Aznar González: una figura eminente de la medicina legal española contemporánea. Tesis doctoral defendida en la Facultad de Medicina de la UCM, 1993.

https://biomedes.es/biografia/aznar-gonzalez-blas/ (Consultada el día 5/11/2025)


LOS CARGADEROS

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