sábado, 13 de diciembre de 2025

LOS CARGADEROS

A la par que se construía la línea de ferrocarril entre las cuencas mineras y San Esteban, la Sociedad General de Ferrocarriles Vasco Asturiana empezaba a diseñar la forma más sencilla de transbordar el carbón desde los vagones de tren a las bodegas de los barcos.

En una época en la que no existían empresas auxiliares ni logísticas y en la que el Estado no tenía la infraestructura necesaria para desarrollar el puerto de San Esteban, “el Vasco” tuvo que asumir que era algo más que una empresa de ferrocarril para poder realizar el resto de tareas. Tan solo debemos pensar que durante las primeras décadas del siglo XX la empresa se encargó de hacer en San Esteban múltiples cometidos impropios de una empresa ferroviaria: embarcar el carbón en los buques, dragar del puerto y bocana, etc.

La solución técnica propuesta para el transbordo de carbón fue la construcción de “muelles embarcaderos”, tal y como se denominaban en aquel momento, y que hoy todos conocemos en San Esteban como “cargaderos”. Son estructuras que, aprovechando las diferencias de nivel, avanzan sobre el agua para dejar caer el carbón por gravedad a los barcos.

En los proyectos de construcción de los cargaderos se limitaba el avance de éstos dentro de la ría entre unos 25 ó 30 metros, para así no interrumpir el tráfico marítimo. La otra variable física de los cargaderos era su altura, teniendo en cuenta el tamaño de los barcos a los que iban a transbordar la mercancía. La altura libre en la máxima pleamar rondaba los 8 metros, para lo cual fue necesario crear una rampa ferroviaria para que los vagones salvaran esta altura en los 600 metros que separan la estación de tren de los cargaderos.

El Ministerio concedió en 1902 autorización para las obras de construcción de dos muelles embarcaderos conforme al proyecto del ingeniero Valentín Gorbeña, a escasos metros del lugar llamado El Rabeón. El Diccionariu de la Llingua Asturiana nos indica que un rabión es un “Sitiu [d’un ríu onde hai una corriente fuerte, onde cuerre l’agua mui rápido]”, lo cual ejemplificaría perfectamente este lugar de San Esteban, al tratarse de una punta donde se aprecia el movimiento de la corriente.


Pese a que la zona de los cargaderos sufrió una gran transformación con la construcción del puerto, gracias a las cartas y planos de la ría trazados antes de 1900 sabemos que ambas construcciones se edificaron en lugares en punta o cabo, aprovechando la topografía del terreno. Así pues, el cargadero nº 1 se construyó en la Punta del Pozaco (nº 31 de la imagen anterior), también llamada en otros planos Punta de la Cantera, mientras que el cargadero nº 2 se edificó en la citada Punta del Rabión (nº 32 del plano). Sin embargo, dichos topónimos quedaron eclipsados a lo largo del siglo XX por la Punta del Carbayo (nº 33 del plano).

“El Vasco” no fue la primera empresa en solicitar la concesión de un muelle embarcadero, puesto que en 1901 la Sociedad Hullera Española ya había solicitado la concesión para cargar los minerales que extraía en el valle del Aller. En 1905, la misma empresa solicita una nueva autorización para la construcción de un “embarcadero con espigones salientes”, pero tampoco éste llegó a ejecutarse, puesto que en 1908 vuelve a presentar un nuevo proyecto, así como solicitud de prórroga para la ejecución de las obras autorizadas en 1905.

Se otorgó al Vasco autorización para la construcción y aprovechamiento de los cargaderos mediante concesión administrativa, fijando un plazo de ejecución de tan solo 1 año, si bien dicho periodo tuvo que ser prorrogado. No está clara la fecha de entrada en funcionamiento de los cargaderos nº 1 y 2.En lo que parece no haber dudas es que no fueron construidos a la par, si tenemos en cuenta las diferencias constructivas entre ambos, tanto en los sillares de las pilas, estructura de los pórticos o caseta superior de madera.

En 1919 se concedió autorización a la Vasco Asturiana para la construcción de otro cargadero, situado en la trasera del edificio de la comisaría. Aún hoy puede apreciarse el estribo de arranque del cargadero entre el albergue Carving y el Náutico San Esteban. Debido a la anchura del muelle en ese lugar, el cargadero avanzaba hacia el muelle sobre tres pórticos que se apoyaban a su vez en tres pilas. Las mejoras de las técnicas constructivas permitieron que las pilas intermedias del cargadero nº 3 pudieran construirse más estrechas y esbeltas que en los nº 1 y 2.


Los tres cargaderos tenían un mecanismo que permitía verter el carbón desde el vagón, así como una estructura metálica que, a modo de embudo, lo encauzaba 4 ó 5 metros a las bodegas del barco. Dicha estructura metálica era retráctil, de tal forma que cuando no se utilizaba se recogía para evitar molestias durante el atraque de los buques.

Los restos de los tres cargaderos fueron recogidos en el Inventario de Patrimonio Histórico Industrial de Asturias (IPHI) realizado en los años ochenta del siglo pasado, y están protegidos desde 2010 por el Catálogo Urbanístico de Muros de Nalón debido a sus características particulares.

La singularidad de estos cargaderos dentro de los puertos del Norte de España es otro ejemplo del extraordinario valor patrimonial con que cuenta San Esteban. Con esta entrada queremos aportar nuestro granito de arena para que se continúe reconociendo la excepcionalidad del puerto de San Esteban en el panorama patrimonial nacional.

 

Javier García Alonso - Juan José García González

 

Bibliografía:

DALLA: Diccionariu de la LlinguaAsturiana (https://www.diccionariu.alladixital.org)

Ejemplares de la Gazeta de Madrid: 28/07/1902, 30/03/1905, 09/10/1908, 02/04/1919.

Quirós Linares, Francisco, El Puerto de San Esteban de Pravia, Departamento de Geografía de la Universidad de Oviedo – Instituto J. S. Elcano (CSIC), Oviedo, 1975.

 




sábado, 22 de noviembre de 2025

EL CERCO O VUELTA DEL FORNO

En una entrada anterior (pulsa aquí para leerla) ya comentábamos el aprovechamiento de xunco en La Xuncal/Xunquera. Pero no era aquella la única finca de grandes dimensiones del Ayuntamiento de Muros de Nalón que este ponía a disposición de los vecinos para la extracción de hierbas y mullidos con destino ganadero. En la entrada de hoy visitaremos el Sur de Era, concretamente una zona de prados bañados por el río Nalón, a escasos metros de El Forno. Los vecinos conocemos la zona como El Cerco/ Los Cercos, pero en otras épocas también fue conocido como la “Vuelta del Forno” por estar situada en el lugar donde se forma el primero de los característicos meandros del Nalón en nuestro concejo.

En El Cerco tiene el Ayuntamiento de Muros de Nalón una gran finca de unas 5 hectáreas que fue aprovechada por el común de los vecinos del concejo desde tiempo inmemorial. Esa inmemorialidad fue la que permitió inventariarlo en 1859 como bien propio del Ayuntamiento. Durante el desarrollo de la desamortización de Madoz de 1855, la presión de los vecinos permitió que no fuera vendido a terceros, siendo inscrito en 1862 a nombre del Ayuntamiento en el Registro de la Propiedad. Creemos que este es el motivo por el que esta finca es la única finca pública, mientras que el resto de fincas privadas aguas arriba entraron en el tráfico inmobiliario, al producirse la desamortización, a los vecinos de Los Cabos.

El acceso a la finca municipal se realizaba desde Era, a través del camino que baja a El Forno. Toda la finca es llana, teniendo una altitud media de 2 metros sobre el nivel del mar, por lo que es cubierta parcialmente por las grandes mareas. 

Abajo en primer término encontramos El Cerco rodeado de agua en una gran pleamar.

En toda la finca existen multitud de huelgas o canales que convierten al Cerco en una pequeña isla rodeada de agua a pleamar. De ahí se podría explicar el topónimo Cerco, a partir de la voz latina CIRCVM con el significado de “alrededor”; se trataría aquí de un cerco de origen natural, no creado por mano del ser humano.

En el Archivo Histórico del Ayuntamiento de Muros de Nalón se almacena documentación de las subastas delas hierbas de El Cerco desde 1891. A diferencia de lo que sucedía en La Xuncal,donde se recogía únicamente el xunco para las camas del ganado, en El Cerco la mayor parte de las hierbas recogidas eran para alimento de los animales.Y es que, debido a la salinidad de la zona, la hierba resulta muy sabrosa y por ello es comida con facilidad por los animales.

Previamente a la subasta, la finca se dividía en 10 lotes o quiñones. Cada uno de estos lotes aún podía resultar muy grande para las ganaderías familiares de la época, por lo que era habitual que varias familias se unieran entre sí para pujar en la subasta.

Los quiñones tenían diferente precio de partida en la subasta, siendo los más cercanos a El Forno los menos valorados, pese a estar más cerca del camino. Y es que en esa zona se producía la peor hierba debido a las continuas inundaciones.

La subasta solía celebrarse en los meses de abril o mayo y habitualmente solía utilizarse el método de “pujas a la llana” durante el tiempo que la mesa lo considerara necesario, que habitualmente era media hora. Una vez finalizada la subasta, los adjudicatarios tenían diez días de plazo para realizar el pago.

El aprovechamiento se realizaba desde la adjudicación en el mes de mayo hasta el final de año, lo que posibilitaba al menos dos siegas, el verano y el otoño. Solo se permitía la siega, estando prohibido el cultivo de la tierra.

De igual forma también estaban obligados a la retirada del carrizo de las huelgas, de cara a mantener limpia toda la extensión, haciendo que esta planta no proliferara. Así se explica el cambio tan profundo que sufrió la zona, tal y como puede apreciarse en las siguientes imágenes.

Uno de nuestros informantes nos explica que, previamente a la subasta, “se marcaban los lotes sobre el terreno con la gadaña en posición vertical”, en la acción que se conocía como “riscar”, del latín RESECARE, con el significado de “cortar”. Desconocíamos esta acepción murense tan particular y ya casi totalmente olvidada del verbo, el cual es recogido por García Arias en la zona eonaviega con un significado similar: “Apuntar, hacer señales en paredes o maderas con un punzón o tiza”.

Al igual que sucedió en La Xuncal, la forma de la subasta fue variando a lo largo de los años. Aunque lo más habitual era que la finca estuviera dividida en quiñones, hubo años en que la finca se subastó en su totalidad. Es altamente improbable que un solo vecino aprovechase toda la finca para sí mismo, por lo que debemos pensar en una posterior división en lotes.

La zona de El Cerco está muy influida por el imponente río Nalón con sus grandes riadas, lo que ha motivado que desde 2017 el río haya variado su cauce, disminuyendo la superficie de la finca municipal 3.500 m2.


A la izquierda la finca en 1997 y a la derecha la finca actual después de comer el río gran parte de la finca.

 

Javier García Alonso - Juan José García González

 

 BIBLIOGRAFÍA:

Expedientes de enajenación de hierbas, Ayuntamiento de Muros de Nalón, 1891-1980.

https://mas.lne.es/diccionario, García Arias, XoséLluis, Diccionario General de la Lengua Asturiana (Consultado el día 16/11/2025)

Esta entrada no hubiera podido realizarse sin las conversaciones mantenidas con diversos vecinos del concejo, los cuales nos aportan información que no existe más que en su memoria.


sábado, 8 de noviembre de 2025

DON BLAS AZNAR GONZÁLEZ in memoriam

En el muro de piedra que bordea la urbanización “Las Palomas”, en La Plaza de Muros, puede verse, situada a la izquierda del portón de acceso a la urbanización, una inscripción de mármol, cuyo texto transcribimos a continuación:

 

EN ESTA CASA VIVIO Y MURIO

EL PROFESOR BLAS AZNAR

MÉDICO, HUMANISTA, Y FIGURA

EMINENTE DE LA MEDICINA

LEGAL CONTEMPORANEA.

SUS COMPAÑEROS, DISCIPULOS Y

AMIGOS DE LAS UNIVERSIDADES

DE MADRID, SALAMANCA,

OVIEDO Y VALENCIA

AÑO 1997

 


Como puede leerse, la inscripción fue colocada en el año de 1997 en recuerdo y homenaje de un insigne personaje que había fallecido diez años atrás, Blas Aznar González. Van a cumplirse el mes que viene 38 años de su muerte y hemos pensado que algunos de nuestros vecinos quizá no tengan ya recuerdo de esta persona tan relevante y merecedora de reconocimiento que, como dice la inscripción, vivió y murió en nuestro pueblo.

Parafraseando a Clarín, a don Blas, como era y sigue siendo conocido entre nosotros, “lo nacieron” en Avilés, aunque creemos poder asegurar que él se sintió siempre profundamente murense.  Efectivamente, vino al mundo el 12 de diciembre de 1903, en esa ciudad en la que su padre, Francisco Aznar Martínez, era director médico de la Estación Sanitaria del Puerto de Avilés. Su madre fue la murense Mercedes González Menéndez, hija de José María González Fernández-Vallín, que era primo carnal del primer marqués de Muros, y un hermano de su madre, Gerardo González, fue el último administrador de los marqueses de Valdecarzana en Muros, de manera que su familia materna estaba profundamente enraizada en nuestro municipio.


Estudió el Bachillerato en Avilés. Parece que uno de sus juegos favoritos de su infancia era el de policías y ladrones, lo que parecía presagiar su actividad futura. En Gijón preparó el ingreso en la Universidad. En la de Madrid cursó la carrera de Medicina entre 1920 y 1927. En la capital ejercía ya por entonces su carrera profesional también de médico su hermano Claudio, trece años mayor que él, y que le influiría en su formación y orientación profesional.

En 1931 obtuvo el grado de doctor con la tesis “Nuevas orientaciones y nuevas técnicas para el examen del pelo en Medicina Legal.”

Sin haber terminado la carrera comenzó ya su actividad profesional, que estaría repartida en tres líneas claramente relacionadas entre sí: la docente, la investigadora y la pericial, todas ellas enmarcados en el ámbito de la medicina legal y de la criminalística.

Entre 1933 y 1968 ocupó diversos cargos docentes en la Universidad Complutense de Madrid y en 1968 obtuvo por oposición la Cátedra de Medicina Legal de la Universidad de Salamanca, plaza que ocupó hasta su jubilación en 1973. Pronunció gran cantidad de conferencias e impartió muchos cursos. A los que organizaba sobre Investigación Criminal en Madrid acudían alumnos de las más diversas profesiones: sanitarios, profesionales del derecho, personal de la Policía, de la Guardia Civil y del Ejército. Aproximadamente la mitad de sus alumnos eran españoles y el resto procedían de Hispanoamérica y los EEUU, de Líbano, Portugal, Polonia, Alemania, Francia, Inglaterra, Marruecos e incluso de China e India.

Realizó una intensa labor en el campo de la investigación criminal forense, incorporó las técnicas más avanzadas y en vanguardia de la época. Defendía la necesidad de la colaboración entre los médicos, la policía criminal y la justicia.

Sus investigaciones y métodos científicos fueron reconocidos por los investigadores internacionales; sus trabajos eran citados en la literatura científica alemana, inglesa, francesa… Escribió más de 90 trabajos de investigación, entre libros y artículos científicos, en el ámbito de la criminalística, dedicados al estudio de las armas, los documentos, el esperma, las huellas dactilares, el pelo, los restos óseos, la sangre, los tóxicos, así como sobre técnicas de investigación.  Podríamos destacar algunas obras, como su Manual teórico práctico de medicina forense (Madrid, 1935) o una de sus últimas obras publicadas: Personalidad biológica de Azorín (1973), el en que realiza el perfil biográfico del escritor a través del estudio de su escritura, su estructura dermopapilar y la influencia del mundo circundante en su configuración vital. Otra obra muy importante, por la novedad de su enfoque, fue el libro de 1968 Notas para un estudio sobre Biología Criminal de la Mujer (La delincuencia catamenial), en el que estudiaba la delincuencia vinculada al ciclo menstrual de la mujer, un tema en cuyo estudio don Blas fue absolutamente pionero. Se tiene constancia de que un tribunal norteamericano llegó a reconocer el llamado síndrome premenstrual de la mujer como “circunstancia modificativa atenuadora de la responsabilidad criminal”; en cambio en la legislación española no se reconoce, hasta donde sabemos, la delincuencia catamenial como eximente por trastorno mental transitorio.



Trabajador incansable, a lo largo de su carrera profesional como médico forense, emitió varios miles de informes periciales en los que se examinaban pruebas relacionadas con armas, pelos, sangre, huellas dactilares, etc. Algunos tuvieron verdadero impacto histórico por la notoriedad de los personajes investigados; mencionaremos solo dos ejemplos.

Los días 13 y 14 de julio de 1936 realizó el estudio médico-legal exhaustivo del escenario del asesinato de José Calvo Sotelo -líder monárquico de la Segunda República, el más destacado de la oposición al gobierno-  y la autopsia de su cadáver.

Otro caso en el que participó fue el de la Duquesa Cayetana de Alba, la que fue pintada por Goya. Existía en torno a ella la leyenda popular de que había muerto envenenada. Por eso la familia, deseosa de conocer la verdad, procedió a la exhumación del cadáver, que se conservaba en perfectas condiciones, con principios de momificación. Se llegó al análisis de la sangre y no se detectó la existencia de veneno de ninguna clase. Se probó así que el envenenamiento de la Duquesa era, realmente, una leyenda.



“Don Blas Aznar en su laboratorio de la Facultad de Medicina del Hospital San Carlos de Madrid realizando una investigación microscópica. Muchísimas fueron, sin duda, las horas de su vida que pasó ante el microscopio.”

A lo largo de su vida recibió diversos premios y distinciones, otorgados por la Real Academia Nacional de Medicina, de la que además fue nombrado Académico correspondiente en 1964.En 1973 fue elegido Académico de número en la Real Academia de Medicina de Salamanca, aunque no llegó a tomar posesión de su sillón.

El 31 de mayo de 1969 se casó en Salamanca con Paloma Castillo Martínez, hija de un eminentísimo radiólogo madrileño, Ernesto Castillo. Había sido alumna suya en el curso 63-64 en la Facultad de Medicina de la UCM. Le dirigió la tesis doctoral, titulada La pericia médico-legal de documentos, calificada con Sobresaliente cum laude en 1974 en la Universidad de Salamanca. Paloma Castillo colaboró con él en dicha Universidad en diversos puestos docentes, siendo una de sus discípulos más directos.

A pesar de tener fijada su residencia en Madrid y en Salamanca, el lugar de veraneo habitual de don Blas fue siempre Muros. El matrimonio se construyó una casa en la finca a la que aludíamos al principio, un terreno heredado de su tío Gerardo, donde encontraron ya plantados árboles autóctonos de gran porte a los que añadieron coníferas y otros árboles ornamentales, creando un hermoso jardín, del que la actual urbanización ha conservado unos cuantos ejemplares. En el porche de la casa estuvo colocado varios años, hasta que la casa fue vendida y demolida, el escudo de la familia Álvarez-Baragaña, que la viuda de don Blas donó al Monasterio de San Pelayo de Oviedo, en uno de cuyos claustros se encuentra ahora.

Uno de los recuerdos más curiosos que don Blas ha dejado en la memoria de los murenses de más edad es su característico atuendo; solía vestir, no solo en el ámbito doméstico, sino en las calles o plazas del pueblo, un mono blanco, acompañado muchas veces de botas de agua.



Don Blas, en el centro de la imagen, con su característico mono blanco, acompañado de sus amigos Juan Santana, a la izquierda de la foto, y Manolito el Platero, a la derecha.

De carácter muy afable y cercano, no dejaba de pararse a conversar con sus muchos amigos y conocidos de Muros. Era también uno de los participantes habituales en la tertulia de La Platería, en la Plaza de Muros. Allí, con el pintor y orfebre Manolito el Platero y las hermanas Palacios como anfitriones, eran asiduos el pintor José Sotero y su esposa Eulalia Valdés, el articulista y gran bibliófilo Juan Santana y su esposa Ana María Miranda Suárez-Soto, Rosario Wiggin, conocida familiarmente con “la Bimba” –una manera cariñosa de designar a las niñas en Italia-, el padre Luis Fierro y otros “veraneantes” que se unían más esporádicamente a la conversación durante las vacaciones estivales.

Demostró su amor a Muros donando el terreno de 3.400 metros cuadrados en los que se edificó la Casa-cuartel de la Guardia Civil de Muros; aunque fueron valorados por la Administración en 10.000 pesetas, renunció a ellas y cedió la finca gratuitamente.

El que es considerado como el fundador de la Policía Científica Española falleció el 28 de diciembre de 1987, a los 84 años de edad, en su casa de Muros, donde había establecido su residencia habitual tras su jubilación en la Cátedra de Salamanca en 1973.

Juan José García González – Javier García Alonso


BIBLIOGRAFÍA:

González-Fierro, Félix, Muros de Nalón, Oviedo, Instituto de Estudios Asturianos, 1953.

González-Santander Martínez, Marta, Blas Aznar González: una figura eminente de la medicina legal española contemporánea. Tesis doctoral defendida en la Facultad de Medicina de la UCM, 1993.

https://biomedes.es/biografia/aznar-gonzalez-blas/ (Consultada el día 5/11/2025)


sábado, 25 de octubre de 2025

LA DISPUTA POR EL AGUA ENTRE AYUNTAMIENTO Y LA JUNTA DE OBRAS DEL PUERTO

El desarrollo del puerto de San Esteban a principios del siglo XX vino acompañado de un aumento considerable de las necesidades de agua potable, elemento básico tanto para la vida dentro de los barcos, como para las calderas de vapor de barcos, trenes y grúas; ello obligó a la búsqueda de grandes cantidades de agua en los alrededores del pueblo.

En un primer momento se aprovecharon los diferentes pozos artesanos del pueblo, algunos de los cuales tuvieron filtraciones de agua salada que, según parece, acabaron dando problemas de corrosión en las calderas. Por este motivo se buscaron captaciones de agua dulce cercanas, como la que promovió en 1912 la “Vasco-Asturiana”, la cual solicitó la instalación de una tubería de hierro destinada a la conducción de aguas para abastecimiento de los barcos. Quizás fue ese el momento en el que ya se construyó, en terrenos del Vasco, el depósito de aguas que durante décadas monopolizó el skyline de San Esteban.


Imagen de San Esteban en la que se aprecia, en la esquina inferior derecha, el depósito de agua del Vasco-Asturiano.

En el verano de 1929 la escasez de agua provocó la paralización de alguna de las grúas de vapor del puerto, lo que motivó que la Junta de Obras del Puerto (JOP) proyectase traer agua para sus propios servicios desde fuera del concejo. Así pues, formuló solicitud del agua sobrante del manantial del Rimuelas, en el concejo de Pravia, para la que se redactaron dos proyectos en competencia con el Ayuntamiento. También solicitó las aguas del túnel del Forcón, en el vecino pueblo de Caseras. Estaba previsto que la conducción discurriera por La Florida hasta La Magdalena para cruzar el río Nalón sobre el puente de La Portilla. Ninguna de estas solicitudes fue concedida a “la Junta”.

El Ayuntamiento de Muros de Nalón venía trabajando en una traída de aguas municipal, que dotase tanto a la población del concejo como al puerto de San Esteban, desde 1926, momento en el que redactó el proyecto de traída de aguas, y que contemplaba la necesidad de una tubería de agua en el puerto que garantizara 20 l/s. En ese proyecto también se contemplaba el consumo para embarcaciones y ferrocarriles, así como la declaración de las obras como de utilidad pública a los efectos de la expropiación y ocupación de terrenos de dominio público. Por todo ello, la Corporación del Ayuntamiento de Muros acuerda en 1934 la municipalización con carácter de monopolio del servicio de abastecimiento de aguas, publicado en el Boletín Oficial de la Provincia el 26 de abril de 1934.

El modelo planteado serviría para que el Ayuntamiento de Muros distribuyera el agua potable a las diferentes industrias del puerto, excepto a la propia JOP, tal y como se venía haciendo en los principales puertos del Cantábrico: San Sebastián, Bilbao, Coruña, Santander, Ribadesella, Luarca o Navia. Sin embargo, la JOP no solo pretendía atender sus propios servicios, sino también los de terceros, lo que entraba en colisión con el monopolio del agua dictado por el municipio y amparado en la normativa de la época. De esta forma se fueron deteriorando las relaciones entre ambos organismos.

Las obras de la traída municipal comenzaron en 1934 siendo adjudicatario un constructor local, Frutos Iglesias. El Ayuntamiento de Muros de Nalón solicitó al Ministerio de Obras Públicas acceso a los terrenos de “la Junta”, pero no obtuvo respuesta. Cuando en enero de 1935 las obras estaban a punto de acabar, al llegar la instalación de la tubería a la zona marítimo-terrestre del puerto de San Esteban, el ministro de Obras Públicas, posiblemente a instancias de la Junta de Obras del Puerto, ordenó la suspensión de las obras. Esto complicaba la situación financiera del Ayuntamiento, quien había concertado un préstamo de 300.000 pesetas (de la época) para realizar la obra.

Una Comisión integrada por concejales murenses partió a Madrid y, tras reunirse con el ministro, volvieron a Asturias con la esperanza de haber solucionado el problema. Sin embargo, nada solucionaron en su viaje a Madrid y, tras la caída del Gobierno del Estado unos meses después, el Ayuntamiento intentó reiniciar las obras, las cuales fueron detenidas por segunda vez, lo que motivó un gran cisma en el Ayuntamiento murense, produciéndose la dimisión en cadena del alcalde, tenientes de alcalde y, a continuación, la Corporación en bloque.

Hubo que esperar hasta el verano para que las aguas volvieran a su cauce, tras firmar un contrato entre ambas administraciones: el Ayuntamiento vendería a la JOP el agua que ésta luego revendería en los servicios portuarios, reservándose el Ayuntamiento el derecho de abastecer al resto de industrias.


Además, la JOP consiguió la concesión del agua del túnel de Roñadas para sus propias necesidades. La conducción del agua se hizo a través de una tubería que desde Roñadas pasaba por El Parador para bajar por La Pumariega a San Esteban. Un poco más debajo de El Peix, en la zona denominada “Queimona”, se construyó un depósito que aseguraba el caudal necesario.


Dentro del círculo rojo el antiguo depósito de agua de “la Junta” visto desde el paso a nivel de La Tronca.

Pero esta no fue la única controversia por el agua del puerto entre el Ayuntamiento y la “Junta”. En septiembre de 1947 surgió otra crisis en las relaciones entre ambos debido a la escasez de agua que el Ayuntamiento proporcionaba a la JOP, la cual también acabó solucionándose. No cabe duda de que las relaciones entre el Ayuntamiento de Muros de Nalón y la Junta de Obras del Puerto fueron variando a lo largo de los años.


Javier García Alonso – Juan José García González

 

Bibliografía

Boletín Oficial de la Provincia de Oviedo del 30 de julio de 1941.

Ejemplares del diario Región. Año 1935.

Fondos del Archivo Municipal del Ayuntamiento de Muros de Nalón.

Marín Toyos, José, Memoria del estado y progreso del puerto de San Esteban de Pravia 1928-1929, Junta de Obras del Puerto de San Esteban, San Esteban, 1930.


sábado, 11 de octubre de 2025

UN SUEÑO FRUSTRADO EN LA JUNQUERA: EL POBLADO PARA LOS INTEGRANTES DE LA COLONIA DE ARTISTAS DE MUROS.

Cuando hace unas semanas preparábamos la entrada de este blog que dedicamos a la nueva senda que discurre junto al río Nalón por terrenos de La Junquera, nos vino al recuerdo un proyecto un tanto lleno de fantasía, pero que, de haberse llevado a cabo, podría haber tenido consecuencias bastante insospechadas para la zona del Bajo Nalón.

Vista del Puerto de San Esteban hacia mediados de la década de los 80 del siglo XIX. Óleo. Muros, colección particular.

En 1884 Tomás García Sampedro invita a su maestro, Casto Plasencia, a pasar unas vacaciones estivales en Muros, invitación que va a ser el origen de la Colonia de Artistas de Muros. Ambos residían en la casa de Doña Demetria, hermana de Tomás, en La Pumariega. José Robles, habitual en los encuentros de la Colonia, y otros artistas que, a lo largo de los años, acudieron también a Muros, residían en El Parador, la fonda situada en el lugar al que dio nombre; Agustín Lhardy alquiló en San Esteban, a una señora del pueblo de nombre Imelda, una casa en la que veraneó varios años. En aquellas décadas finales del siglo XIX las posibilidades de alojamiento en Muros y alrededores eran realmente reducidas, aunque empieza a haber algunos visionarios que imaginan empresas que desarrollen el potencial turístico de la zona. Entre ellos estaba, sin duda, el pintor y articulista José Robles, madrileño de origen, gran amante de Asturias hacía ya varios años, desde su primera visita en 1867.


San Esteban, año 1888. Postal. Colección Museo del Pueblo de Asturias, Gijón

Robles publicó en el periódico “El Carbayón” de Oviedo el 29 de agosto de 1888 un texto bajo el título “Ida y vuelta. Un sueño” en el que imagina el tramo de costa comprendido entre Avilés y San Esteban convertido en una especie –diríamos hoy- de gran complejo turístico. A la desembocadura del Nalón le dedica el párrafo siguiente: “Vi también en mi cariño a Muros y San Esteban; espléndidas construcciones en la Arena, un balneario con muelle saliente permitía a los bañistas bañarse al comodo suo, unos se lanzaban desde la punta de cabeza en el Cantábrico; los tímidos y las mujeres bajaban por amplias y seguras escalinatas de madera, hasta el grado de profundidad que su valor permitía; otros, aficionados a la escultura, seguían buscando en la arena movediza de la orilla la impresión de sus formas, il y avait là pour touts les gouts et pour tout le monde; además vi fondas de gran confort, multitud de casas y palacios que bordaban las orillas divinas del Nalón; un vaporcito llevaba los touristes hasta el Rosico; multitud de lanchas y yolas de regateo hacían de la anchurosa ría un hormiguero de movedizos puntos; en un terreno galantemente ofrecido por el Marqués de Muros, veía los nidos de la colonia artística, multitud de fantásticas construcciones (de verano), hórreos, paneras, obeliscos, casitas de poeta, con jardines y flores. Las Huelgas de la ría y del Castillo, convertidos en espléndidos canales; los estériles macizos de esparto en construcciones provechosas, palacios, casas de recreo con extensos jardines, en una palabra, vi desarrollado aquí el genio emprendedor y comercial de la Francia, vi el capital, que falto de inteligencia y de valor se hacina en apiñadas onzas, dedicado al par que al provecho propio al engrandecimiento del rincón más hermoso de la tierra, en fin, vi la… mar, y desperté con unas agujetas de cuerpo entero y un hambre canina.”


La desembocadura del Nalón” Óleo de J. Robles, Museo de Bellas Artes de Asturias, Oviedo.

Vemos cómo Robles hace alusión en dicho artículo a “los nidos de la colonia artística, multitud de fantásticas construcciones”. Según él mismo, ya en 1886 Casto Plasencia se planteó construir un hórreo para pasar los veranos. Dos años más tarde, parecía que ese peculiar proyecto iba a tener visos de realidad cuando el Marqués de Muros le ofreció una finca de su propiedad situada en La Junquera, no lejos del puerto de San Esteban, para realizar allí algunas construcciones en las que los miembros de la colonia artística pudieran alojarse durante sus estancias en la zona. En la prensa ovetense se informó de que en el proyecto estaba previsto edificar “un pabellón central, para estudio y salón de reunión en forma de chalet, construcción suiza que tanto se presta a hermosear los paisajes, viviendas artísticas en otras construcciones, que conserven las formas de nuestras paneras y hórreos, presentando sus fachadas hacia la ría; una especie de paseo o terraza paralela a orillas del Nalón, y sus embarcaderos para la flotilla de los artistas, que son también incansables cazadores y amantes de la pesca”.

Efectivamente, hay muchos testimonios que confirman la gran pasión que los artistas tenían por San Esteban y el entorno del Nalón. Así, se tiene noticia de que Casto Plasencia, gran madrugador, pues se levantaba a las cinco o las seis de la mañana, tras dedicar cuatro horas a la práctica de la pintura, tenía la costumbre de bajar a la ría desde su residencia en La Pumariega, bien provisto de escopeta para disparar “a todo lo que vuela, aunque no sirva para la cazuela”. Y, en general, todos los artistas miembros de la colonia disfrutaban mucho de sus paseos en bote por la ría. Robles cuenta también que en 1886 estrenaron el bote con el que remontaban el Nalón en sus excursiones, bautizado con el nombre de “Angelus”. En sus recorridos por el río eran muy del gusto de los artistas los pequeños canales de La Junquera o de la zona cercana a El Castillo conocida como Los Tamarindos, por la gran abundancia, mantenida todavía hoy, de ese tipo de pequeños árboles del género tamarix en ese entorno.


Vista del puente de Los Tamarindos y del “Ángelus” con Plasencia y García Sampedro a bordo

Parece que el redactor del proyecto de las residencias para los artistas fue Fortunato Selgas, proyecto que Casto Plasencia confió en Madrid a unos amigos arquitectos. Un murense que era dueño de un pujante establecimiento comercial en La Plaza, Celedonio Díaz, ofreció igualmente algunos terrenos para aumentar los iniciales y también el Ayuntamiento ofreció los que se necesitaran para que el proyecto imaginado para los artistas pudiera hacerse realidad. Casto Plasencia intentó, en todo caso, que el Ministerio de Fomento les donara casi dos hectáreas de terrenos de marismas, para utilizarlos una vez desecados. El 12 de octubre de 1889 se presentó el proyecto de desecación en el Gobierno Civil de Oviedo. También se solicitó del Ayuntamiento de Muros que elaborase un informe favorable de ese proyecto. El Ayuntamiento emitió ese informe favorable el 25 de enero de 1890: “Considerando que el proyecto ha de producir beneficiosos resultados al país y particularmente a esta localidad, acuerda por unanimidad informar favorablemente dicho expediente y proyecto”. El Consejo Provincial de Agricultura, Industria y Comercio devolvió sin informe los expedientes de la concesión en su reunión de 18 de marzo de 1890, pero la Junta Provincial de Sanidad informó favorablemente la desecación el 24 de marzo de ese mismo año.

Justamente dos meses más tarde Casto Plasencia falleció en Madrid de forma inesperada a causa de una pulmonía. Con su muerte quedó aparcado el proyecto de levantar un pequeño poblado en La Junquera donde los artistas pudieran residir durante sus meses de estancia en nuestro municipio. La ausencia definitiva del maestro provocó el fin de los encuentros veraniegos de los artistas que, durante aquellos años 1884 a 1890, conformaron la Colonia de Artistas de Muros, un fenómeno artístico señero en la historia del arte español, digno de recuerdo, estudio y reconocimiento. 

Juan José García González – Javier García Alonso


 Bibliografía:

Feás Costilla, Luis: serie de siete artículos dedicados a la Colonia de Artistas de Muros en La Ilustración Asturiana, números 5 a 11

Méjica García, Juan Manuel, La Colonia de Muros, fenómeno artístico, Muros de Nalón, 2003

Tolivar Faes, José, José Robles, pintor de Asturias, Instituto de Estudios Asturianos, Oviedo, 1984


sábado, 27 de septiembre de 2025

EL AGUA DE MUROS Y SAN ESTEBAN

Pronto hará un siglo que comenzó a planificarse la red que suministra el agua potable a las casas del concejo, red que fue objeto de múltiples problemas que motivaron la redacción de diversos proyectos, de manera que el agua no llegó a fluir por los grifos hasta mediada la década de los treinta del siglo pasado.

Sin duda resultó una gran mejora para nuestros padres y abuelos, pues les permitió disponer de agua con menor sufrimiento y mayor calidad e higiene. No debemos olvidar que hasta ese momento el agua debía buscarse en las fuentes públicas o en los típicos pozos “artesanos” que aun podemos ver en muchas casas de nuestro concejo.


Pozo artesano de agua en Casa Segundín 

Ante la inexistencia de grandes manantiales dentro del concejo, la Corporación de aquella época se vio obligada a buscar agua fuera del municipio, en concreto en el entorno de Santa Olaya, en el vecino pueblo de Somao. Por un lado, el Ayuntamiento de Muros de Nalón estuvo en tratos para comprar en 1926 el manantial de La Pernal. El aforamiento de este manantial realizado en el verano de 1926 dio como resultado 2 litros/segundo, cantidad que no bastaría por si sola para la población del concejo, pero que uniéndola a los otros 2 litros/segundo del manantial del Rimuelas, podía garantizar el consumo del concejo. Ambos manantiales están situados en las vaguadas adyacentes a Santa Olaya.




La Pernal está situada al Este de Santa Olaya, en la vaguada anexa a la carretera que desde Somao nos lleva a Recuevo. Carmen Requejo (pág. 83) nos indica que La Pernal podría derivar del latín PERENNIS, PERENNE, en clara alusión al arroyo duradero y permanente con agua hasta en el verano.

La captación del Rimuelas estaría situada al Norte de Santa Olaya. En palabras de Requejo (pág. 89), “Rimuelas es un hidrotopónimo compuesto por la palabra “río” y la palabra “muelas”. La primera deriva del latín RIVUS, RIVI, río, y la segunda alude a los molinos de agua dotados de muelas de piedra”. Una vez que el Rimuelas recibe las aguas del arroyo de La Pernal irán a entregarlas al Mar Cantábrico en la Playa de Campofrío, en lo que los murenses conocemos como el río Ricabo.

La solicitud de concesión de aguas del manantial de La Pernal provocó la oposición de la Junta Vecinal de Somao. La controversia acabó solucionándola el Consejo de Obras Públicas adjudicando 1.18 litros/segundo de agua a Somao, concediendo el sobrante al Ayuntamiento de Muros de Nalón (R. O. de 12 de marzo de 1930).


En primer plano el antiguo depósito de El Palomar. En segundo plano el nuevo depósito.

En el primer proyecto de 1926 no se consideraba necesaria la construcción de un depósito para el pueblo de Muros, aunque finalmente acabó construyéndose uno de unos 150 m3 de capacidad. Donde sí se planteó la necesidad de construir un gran depósito de 500 m3 desde el principio fue en San Esteban, para así poder dar servicio al puerto. 



Depósito de aguas de San Esteban

Por orden ministerial de 28 de julio de 1933 se otorgó la concesión de aguas del Rimuelas al Ayuntamiento de Muros de Nalón para derivar 4 l/s. El Ayuntamiento de Muros acometió las obras de conducción conforme a un segundo proyecto redactado en 1930. Tanto las obras de la red del Ayuntamiento de Muros de Nalón como las de la Junta Vecinal de Somao recibieron una importante subvención estatal.

La conexión del Rimuelas y La Pernal no fue la única que realizó el Ayuntamiento de Muros de Nalón, puesto que en 1948 solicitó también la captación del manantial de El Vao (Bao en la documentación de la época), siendo necesario en ese momento construir una conducción de 500 metros de longitud hasta la tubería principal.

El Vao se localiza al Oeste de La Marroquina, en el fondo de la vaguada que la separa de Santa Olaya, y muy cerca del antiguo camino público que unía ambos núcleos de población. Respecto de la toponimia no nos parece cuestión baladí la existencia de este cruce del camino sobre el arroyo, puesto que tal y como nos indica Requejo (pág. 75), pudiera provenir del latín VADUM, VADI, como “parte de un río con fondo firme y poco profundo, por donde se puede pasar andando o montado en una caballería”. La concesión aprobada en 1950 otorgó finalmente 15.5 litros/segundo de aprovechamiento.

A principios de los ochenta la escasez de agua en el concejo obligó a construir dentro de nuestro municipio una nueva captación, concretamente bajo el puente que cruza el río Ricabo, donde se edificó un pequeño azud de 1 metro de altura que retiene el agua para ser bombeada al depósito de El Palomar.


Hasta los años setenta los manantiales de Santa Olaya proveían de agua tanto a Muros como a San Esteban. Los continuos problemas de escasez de agua y las grandes necesidades del puerto provocaron la construcción de un abastecimiento de aguas independiente para el pueblo de San Esteban que trae el agua desde Los Cabos con una conducción de 6 km de longitud.

La captación se realiza a la salida del túnel del Monteagudo en la vertiente de Los Cabos, conduciendo el agua hasta llegar al depósito situado en la zona alta de Roque. El punto de captación en el Monteagudo está 7.20 m más alto que el depósito de San Esteban, por lo que el agua discurre por gravedad.

En torno al año 2000 la conexión del depósito de Muros con la línea de CADASA permitió asegurar el abastecimiento de agua en el caso de que fallasen los manantiales propios del Ayuntamiento de Muros de Nalón.

Durante el tiempo que hemos estado leyendo este texto ya han llegado a los depósitos de San Esteban y Muros varias centenas de litros de agua, algo que por pasar hoy en día desapercibido no es menos importante en nuestro día a día.

Javier García Alonso – Juan José García González

 

Agradecemos a Manuel Ángel Pulido Ladra las informaciones que nos ha proporcionado y han enriquecido este texto.

 

Bibliografía:

Fondos del Archivo Municipal del Ayuntamiento de Muros de Nalón.

Gacetas del 19 de marzo de 1930 y 4 de agosto de 1933.

Requejo Sánchez, Carmen - Álvarez García, Cándido, Somao. Los nombres de nuestro pueblo, Parroquia Rural de Somao, Llanera, 2019.



sábado, 13 de septiembre de 2025

LA JUNQUERA ESTÁ DE ACTUALIDAD

Desde mediados del pasado mes de julio San Esteban cuenta con un nuevo espacio natural acondicionado para el descanso, el paseo y el disfrute de bellísimas vistas. Se halla situado en La Junquera, entre los terrenos del campo de fútbol y el propio río Nalón. La realización de los trabajos de acondicionamiento para el público de esta zona se enmarca en el “Proyecto de restauración ambiental de lagos de alta montaña, turberas planas y tremedales del Principado de Asturias” promovido por la Consejería de Fomento, Cooperación Local y Prevención de Incendios”, con un importe de adjudicación de más de 950.000 euros, procedentes de los fondos NextGeneration. La inversión en La Junquera ronda los 350.000 euros.

Desde la zona habilitada para aparcamiento, junto al cierre oriental del campo de fútbol, arranca la senda, pavimentada con hormigón alisado, que serpentea al principio entre diversos árboles, algunos de gran porte. A la sombra de esos árboles se han colocado varias mesas con bancos para el disfrute de los visitantes.


Nos cuentan que, en ese lugar, allá por los años 70 del siglo pasado, crecía un pinar con árboles impresionantes, adonde era frecuente acudir a recoger piñas y setas. En la cercanía de ese lugar se encontraba una zona conocida como “El Relleno” donde, por aquellos mismos años, los jóvenes de San Esteban acudían a jugar al balón sin temor a posibles reprimendas de guardamuelles, carabineros o guardias civiles que controlaban atentamente las actividades lúdicas en la zona del muelle.

Cuando la senda llega al borde del río comienza a discurrir en paralelo a este unos 400 metros. A lo largo del recorrido llaman fuertemente la atención unas columnas metálicas cortas y robustas, que reciben el nombre de noráis (noray en singular), cuya misión era servir de punto de amarre para los cabos o sogas de los barcos.

Hacia la mitad de su longitud la senda se abre lateralmente para acceder a una estructura de hormigón de una altura aproximada de un metro. Es lo que se conserva de la base de una antigua grúa que allí estuvo colocada y, según parece, servirá como base para instalar un observatorio de aves que está pendiente de ser construido y cuyo aspecto recordará a los antiguos cargaderos de madera, dos de los cuales se conservan todavía en el Puerto de San Esteban.

Porque en este lugar, hoy tan hermoso y lleno de silencio, en las décadas finales del siglo XX tuvo su sede una pujante actividad industrial basada en el desguace de barcos. Se hace increíble observar alguna imagen de la época con la zona llena de barcos enormes, grúas, pilas ingentes de chatarra y camiones preparados para transportarla. En 1973 se desguazaba en San Esteban una cuarta parte del total de lo desguazado en toda España.

La zona que bordea a la senda por el lado que no es el río, mantenida en su estado natural y que en la parte final del recorrido presenta la estructura de las características marismas en las que crecen los juncos que dan nombre a la zona (La Junquera en castellano, La Xuncal/Xunquera en asturiano), está señalizada como “Zona de protección de la biodiversidad” y tiene especial interés por estar poblada por aves limícolas, aves acuáticas propias de estuarios y lagunas, acostumbradas a vivir en el limo y el lodo.

Animamos a todos nuestros lectores a acercarse a este lugar, hoy remanso de paz y de belleza; seguro que, de unos paisajes sin duda muy conocidos, van a descubrir perspectivas muy diferentes, sorprendentes, incluso.

Un segundo hecho novedoso respecto a La Junquera ha sido el nacimiento de la “Asociación La Junquera”, anunciado el día 3 de agosto pasado en la página de Instagram Lajunquerasanes, y cuyo fin principal y fundacional es el cuidado y mantenimiento del campo de fútbol de La Junquera en San Esteban, e intentar darle vida con algunos eventos deportivos, culturales y festivos”. 


Fue el estado de abandono que sufría esta instalación lo que los movió a realizar, durante varias “semanas de duro trabajo”, las tareas necesarias para “acondicionarla, mejorarla y adecentarla”. Su objetivo es “mantener lo logrado y seguir mejorando poco a poco la instalación, para que vuelva a lucir como en sus mejores tiempos y mejor si cabe”. En este mensaje de presentación la nueva asociación anuncia que “nace con el beneplácito y el apoyo del Ayuntamiento de Muros de Nalón” al que agradecen “todas sus facilidades y su atención”.


Ya este verano han organizado, en el campo de La Junquera, un evento que tuvo lugar el 23 de agosto, la “Fiesta Fin de Verano”: a las 12:00 horas tuvo lugar un partido de adultos contra jóvenes, a las 19:00 una sardinada con servicio de bar y desde las 20:00 a las 23:00 horas animación musical a cargo de GemelísimaDJ. Para este fin de semana, en los días 13 y 14 de septiembre, se anuncia la celebración del “Torneo Alevín de Fútbol 8”.

Felicitamos a esta nueva asociación por la iniciativa de recuperar la actividad en esta instalación con tantos años de historia y le deseamos los mayores éxitos en sus celebraciones.

 

Juan José García González – Javier García Alonso

 

Agradecemos a Severino A. Fidalgo las informaciones e imágenes que nos ha proporcionado y han enriquecido este texto. 






LOS CARGADEROS

A la par que se construía la línea de ferrocarril entre las cuencas mineras y San Esteban, la Sociedad General de Ferrocarriles Vasco Asturi...