sábado, 22 de febrero de 2025

LA MADERA DE SAN ESTEBAN A LO LARGO DEL SIGLO XX

Gracias a la exposición del Muséu del Pueblu d’Asturies titulada Asturias en 3D. Fotografías estereoscópicas de Celso Gómez Argüelles, podemos disfrutar de una hermosa imagen del puerto de San Esteban tomada el 3 de junio de 1917, en la que aparecen las actuales calles Casto Plasencia y Avenida Fierros llenas de troncos de madera.

Tal y como vimos en una entrada anterior (La madera de Muniellos), en Muniellos se realizaron en diferentes épocas talas de madera que era trasladada por el río hasta el Bajo Nalón para ser posteriormente exportada en barco. Obviamente la madera que aparece en esta fotografía no era la que bajaba desde Cangas del Narcea, puesto que en aquel bosque se talaba madera de la mejor calidad, obtenida a partir de antiguos árboles de grandes dimensiones.

Cabría la posibilidad de que la madera de la fotografía estuviese acopiada en San Esteban para ser cargada en barcos, pero hay muchos factores que nos hacen descartar esta idea de la exportación. El principal es que San Esteban, desde la llegada del tren a comienzos del siglo XX, se convirtió principalmente en un puerto carbonero, descartando el escaso y pobre tráfico de madera frente a las altas ganancias del carbón. Sin embargo, esta madera sí estaría relacionada con el carbón, puesto que estaría almacenada a la espera de ser cargada en los vagones del Vasco con destino a las minas.

Los troncos de la imagen están pelados, tienen similar longitud y con un diámetro variable. La madera utilizada en las minas solía clasificarse en las serrerías de mayor a menor diámetro en: “galería” con un grosor de 7 a 10 pulgadas, que eran utilizados para realizar los postes (verticales) y trabancas (horizontales), “bastidor” con un diámetro de 3 a 6 pulgadas y “piquete” (inferiores a 3 pulgadas).

Gracias a la demanda de madera y a la localización estratégica, San Esteban va a convertirse en un gran centro logístico de madera para mina, llegando a mover un tren diario de madera transformada rumbo a Las Cuencas.

Una vez que ya tenemos una propuesta solvente del destino de la madera de la fotografía, nos quedaría por resolver la incógnita de su origen. La primera posibilidad es que dicha madera fuera descargada de los barcos que llegaban a cargar carbón. Pero también cabe la posibilidad de que esta madera fuera cortada en los montes del Bajo Nalón y trasladada en carros al muelle del Vasco. En 1917, fecha de la toma de esta fotografía, la segunda y tercera alineación aún no estaban en funcionamiento como muelle de carga, tal y como se puede apreciar al fondo de la imagen. Por tanto, podríamos concluir que el campo visual de la fotografía (la primera alineación) era el único muelle donde depositar los materiales del Vasco.

Con la llegada de la industria a San Esteban se crearon nuevas oportunidades de negocio para muchos vecinos del Bajo Nalón, y la industria forestal fue uno de ellos. Algunos de los carreteros de la época (como el que aparece en el centro de la siguiente imagen), que hasta ese momento acarreaban otras mercancías, se van a especializar en el tráfico de la madera, transportándola desde el lugar de tala hasta San Esteban. Con el paso de los años, y aprovechando la coyuntura, algún carretero se convertirá incluso en maderista.

Después de 1917 el puerto sigue creciendo al desecar la marisma de La Junquera, lugar donde se va a instalar un entramado de vías en el que se reservó un lugar para la logística de las maderas. Al frente de lo que hoy es el albergue Buen Camino y el taller mecánico San Esteban Motor, estuvo situado un pequeño parque de maderas donde las diversas serrerías acopiaban su madera al pie del ferrocarril. La carga de los vagones se hacía durante el día, y a última hora de la tarde salía de San Esteban el tren con destino a las explotaciones mineras. Fueron muchas las empresas que desde San Esteban enviaron madera para las minas: García Carreño, Arturo Álvarez Valdés, Julio Menéndez, Benjamín Martínez Cueva, Pevida, etc. 

Algunas de estas empresas realizaban todo el proceso de tala en el monte, acarreo y transformación, mientras que otras tan solo eran intermediarios que ya compraban la madera procesada. En cualquier caso, todas ellas contaban en sus plantillas con muchos vecinos del concejo debido a la gran necesidad de mano de obra para serrar, cabecear, cargar en los vagones, etc. Unos trabajos duros y exigentes debido a la escasa mecanización de la época.

Con las mejoras del transporte por carretera también se comenzaron a realizar envíos en camión, debido principalmente a su versatilidad y rapidez para llegar directamente a las diferentes explotaciones mineras, disminuyendo paulatinamente los envíos en el Vasco hasta el momento de la desaparición de éste.


Javier García Alonso - Juan José García González


Bibliografía

González Espina C. y López Álvarez, J., Asturias en 3D. Fotografías estereoscópicas de Celso Gómez Argüelles, Muséu del Pueblu d’Asturies, Gijón, 2015.

Esta entrada no hubiera podido realizarse sin las conversaciones mantenidas con diversos vecinos del concejo, los cuales nos aportan información que no existe más que en su memoria.



sábado, 8 de febrero de 2025

TOPÓNIMOS MURENSES RELACIONADOS CON LA TIERRA Y SU EXPLOTACIÓN.

En las sociedades eminentemente rurales la tierra y su variado aprovechamiento forman parte del día a día del ser humano, de manera que la diferente explotación del territorio acaba pasando a reflejarse en el catálogo toponímico de un lugar. Así ocurre también en nuestro municipio, como trataremos de recoger a continuación.

El barrio murense de Era, el primero del municipio que encuentra el peregrino a Santiago en su caminar tras cruzar el puente sobre el Nalón y que en su parte más antigua conserva todavía un caserío concentrado a ambos lados de la vía de comunicación que cruza el barrio, toma su nombre de la voz “era”, procedente del latín AREAM, “un espacio de tierra limpia y firme, algunas veces empedrado, donde se trillan las mieses” (RAE). García Arias (pág. 666) añade algún matiz al significado de esta palabra asturiana al definirla como “lugar próximo a la corra o cuerria donde se abren los erizos de las castañas”, “lugar donde se maja el trigo” y también “semillero”. Alguno de estos usos de la vida tradicional debería estar en la base de nuestro topónimo: la presencia de castañas está perfectamente documentada por la toponimia, aunque no tanto la del trigo como tal, cuyo cultivo no se menciona en el Coto de Muros, por ejemplo, en el Catastro de Ensenada; pero este sí menciona el cultivo y recolección de otros cereales como el alcacer, esto es, la cebada verde, y el centeno. Sabemos además que aquí se cultivaba escanda, una especie común del cereal Triticum, “trigo”. Tanto el trigo propiamente dicho como la escanda son funcionalmente similares: ambos se siembran en erías, son de ciclo largo invernal y su producto es panificable y base para la alimentación de la población de épocas pasadas. Es, por tanto, muy probable, que lo que se “mayaba” en territorios de Era y dio nombre al barrio fuera la escanda.

Al fondo, La Prádana

Del étimo latino PRATUM, “prado, pradera” derivan términos como prado, prau y muchos otros emparentados, creados con diversos sufijos (García Arias, pág. 671). Como ejemplos de ello tenemos topónimos como El Pradón en El Chamberí y La Prádana en Villar.

A veces, para diferenciar un prado de los otros de su entorno, se hace acompañar de algún elemento individualizador, como en el caso de El Prao de las Presas, en Villar, al lado del aparcamiento de Aguilar. Dicho nombre venía dado por el gran número de presas hechas en él para guiar la abundante agua y regar el prado. Esta forma de regar las fincas era beneficiosa en las épocas estivales de escasez de agua, consiguiendo así mayor rendimiento de hierba.


Como “tierra laborable” o como “terreno extenso fuera de poblado” define el Diccionario de la RAE un campo, del latín CAMPUM. En nuestra toponimia municipal encontramos ejemplos de esta denominación: Campofrío, la playa más occidental de nuestra costa y la zona interior cercana a ella; El Campín, con sufijo diminutivo, en Villar; La Campuca, en el Piqueiro junto al Alto de las Llanas. Y el mismo origen comparten también otros topónimos de los que ya hablamos anteriormente por su interés arqueológico o botánico, a saber, El Campón, junto a la Playa de Veneiro y El Campo del Palacio.

En ocasiones, de un territorio más amplio puede seleccionarse una zona generalmente lisa, más adecuada para el cultivo, una franja de terreno, que podría muy bien estar en el origen del topónimo La Franxa, en Reborio, precisamente en una zona donde las fincas tienen una forma alargada.


Al fondo, La Franxa

Una franja de ese estilo puede denominarse en asturiano, según García Arias (pág. 683) para o paraxa, términos que podrían relacionarse con el verbo latino PARO, “preparar”, aludiendo con ello a la preparación que se hace en el terreno para dedicarlo al cultivo. Una forma de esta palabra, con el género masculino y sufijo aumentativo para aludir a su gran extensión, sería la base del nombre de varios lugares murenses con el mismo topónimo, El Paraxón, situados, uno, en la ladera entre el Cementerio y Roñadas,  otro en El Parador a la entrada del barrio de Quintana, y el tercero cerca del Can de Villar que además da nombre también al Camino del Paraxón.


Hay un topónimo bastante curioso, Queimona, que no hemos visto repetido en ningún otro lugar de Asturias, que da nombre a una zona de monte entre La Pumariega y San Esteban, cerca de La Tronca. Proponemos explicar este término como aumentativo de la palabra queima, esto es, “quema”, con una diptongación típica del asturiano más occidental. La razón de este topónimo podría encontrarse, quizá, en el proceso de preparación de esos terrenos para su cultivo por medio de una quema previa de la vegetación, algo bastante habitual y que ha originado otros topónimos asturianos paralelos del tipo La Quemá (San Martín del Rey Aurelio) o Picuqueimau (Cangas del Narcea).

Por su temática, podríamos haber incluido en esta entrada topónimos como La Binada, o los relacionados con huerto/huerta, como Los Hortones, La Hortona, El Hortón, pero ya los hemos ido mencionando en otras entradas. Y, por supuesto, se relacionan con la explotación de la tierra, igualmente, las llousas o erías, a las que, por su peculiaridad, dedicamos una entrada específica el pasado 9 de noviembre de 2024.


 Juan José García González – Javier García Alonso

 

BIBLIOGRAFÍA:

García Alonso, Javier, Mapa de la Toponimia Menor del concejo de Muros de Nalón, Muros de Nalón, 2022

García Arias, Xosé Luis, Toponimia asturiana. El porqué de los nombres de nuestros pueblos, Editorial Prensa Asturiana, S. A., Oviedo, 2005


LOS CARGADEROS

A la par que se construía la línea de ferrocarril entre las cuencas mineras y San Esteban, la Sociedad General de Ferrocarriles Vasco Asturi...