sábado, 25 de enero de 2025

LA MADERA DE MUNIELLOS

Mucho antes de que el carbón comenzase a descender hacia San Esteban para ser embarcado, el río Nalón fue utilizado para transportar por él las maderas que serían empleadas para la construcción de barcos para la Armada. Con esta entrada tratamos de poner en valor una relevante actividad en la que intervenía nuestro concejo y que, sin duda, ha quedado eclipsada por los deslumbrantes movimientos de carbón del siglo XX.

Según nos cuenta Peribáñez Caveda (pág. 184), a finales del siglo XVII y comienzos del XVIII se extrajo de los bosques asturianos una ingente cantidad de madera, mucha de ella destinada a los astilleros de Cádiz, aprovechando el retorno de los barcos que, desde el Sur, subían con sal, aceite y productos coloniales al Norte. Tal fue la deforestación de la costa asturiana que tan solo quedaba madera al interior de la provincia, allí donde resultaba más difícil su extracción, en una época en la que las carreteras no existían y los medios de transporte se limitaban a la tracción animal. La falta de infraestructuras terrestres provocó que los ríos se utilizaran como medio de transporte, existiendo a lo largo de la costa asturiana diferentes puertos (Ribadesella, Villaviciosa, Gijón y Navia) donde fue habitual el embarque de madera descendida por los ríos Sella, Navia, Nalón-Narcea, etc. En el caso de nuestro río, ya hay constancia a finales del siglo XVI de que barcos de muy poco porte entran a buscar madera a San Esteban. 


Un siglo más tarde, las necesidades de madera de grandes dimensiones para la construcción naval de la Armada llevaron a poner los ojos en las zonas boscosas del Suroccidente asturiano, las cuales distaban de San Esteban más de 100 kilómetros. Ante la imposibilidad de su extracción a través de caminos, se recurrió una vez más al transporte fluvial, en esta ocasión a través del Narcea y del Nalón. Y así es como llegamos al territorio de nuestro concejo y al de Soto del Barco, como lugares de acopio y embarque de la madera que se comenzó a talar en Muniellos en 1768. En el libro “La explotación de madera en el monte de Muniellos” de Juaco López se indica con todo lujo de detalles que el transporte en el río se realizaba de dos formas, flotando la madera unida entre sí formando balsas o almadías, o bien cargada en chalanas.

En esa época Jovellanos también nos explica cómo se realizaba el transporte de madera por el río en chalana: “suelen llevar de treinta a cuarenta codos, según las aguas; si de haya, de cincuenta a sesenta. Canal abierto para su paso; en él bajan al río uno, dos o más chalaneros para ayudar el paso de las maderas; en los remansos van bien, sólo ayudadas del bichero; no se sabe aquí el peso de cada codo; cada especie de madera tiene el suyo, aun el roble, según su casta; alguna de él flota; tal es el que baja por el Narcea, que, según la expresión, es catañizo; castaño y haya y aliso flotan”. 

A finales del siglo XVIII el almacenamiento de la madera se realizaba en terrenos del actual concejo de Soto del Barco, a 800 metros aguas arriba del Castillo de San Martín. Así quedó documentado en diversa cartografía de la época, tal y como se aprecia en el “Plano del Puerto y Barra de San Esteban de Pravia” realizado por Josef Muller en 1797. 


En ese lugar se construyeron dos diques de estacada para depósito de maderas de construcción, uno a nombre del Rey y otro de D. Rodrigo de Ponte, militar y caballero con diferentes negocios, entre ellos el de asentista de maderas, y miembro de la familia Llano Ponte, familia que en ese momento estaba construyendo el edificio conocido en la actualidad como Palacio de la Magdalena.

Volviendo a la fotografía del comienzo, tomada desde La Magdalena, en Soto del Barco, se aprecia el detalle (círculo rojo) de la alineación de la esquina SO de la torre del Castillo de San Martín con la bocana de la ría. Esta enfilación a la inversa desde la bocana de la ría era utilizada por los marinos de la época para posicionarse correctamente y cruzar sin problema la zona de La Barra, cuando aún existían las peligrosas peñas Llamparera, Llamparón, etc. La exportación de esta madera se realizaba principalmente en pataches, al ser éstos barcos de tamaño reducido y poco calado, que permitían una fácil y segura entrada a las rías, con una carga de madera de unas 30 toneladas.

El comienzo del siglo XIX conllevó el fin de las cortas de madera con destino al Arsenal de El Ferrol, las cuales no se retomarían hasta mediados del siglo, pero en esta ocasión cambiando la ubicación de los acopios de madera. Según nos indica Quirós Linares (pág. 12), a mediados del siglo XIX el lugar de depósito habría subido río arriba, hasta la ensenada de El Forno. Fierro (pág. 65) también nos asegura que en torno a 1880 se cargaban en El Forno maderas. El medio de transporte fluvial para bajar la madera desde Muniellos seguía siendo el mismo, lanchas pequeñas, balsas y almadías, por lo que la empresa explotadora del monte de Muniellos tenía autorización del Estado para limpiar y buscar calado en el río.

A finales del siglo XIX comienza a gestionar Muniellos una nueva empresa, esta vez de capital franco-belga denominada Sociedad Minero Forestal Ferroviaria, la cual va a realizar gestiones de mucha trascendencia para San Esteban. Pero esto ya lo contaremos en otra entrada de nuestro blog.

Javier García Alonso - Juan José García González


Bibliografía

González-Fierro, Félix, Muros de Nalón, Oviedo, Instituto de Estudios Asturianos, 1953

Gaceta de Madrid, miércoles 29/12/1858.

López Álvarez, Juaco, La explotación de madera en el bosque de Muniellos (Asturias) 1766-1973, Grupo de desarrollo rural Alto Narcea Muniellos, Cangas del Narcea, 2014.

Jovellanos, Gaspar Melchor de, Diarios (Memorias íntimas 1790-1801), Real Instituto de Jovellanos de Gijón, Madrid, 1915.

Peribáñez Caveda, Daniel,Comunicaciones y comercio marítimo en la Asturias preindustrial (1750-1850), Puerto de Gijón, Gijón, 1992.

Quirós Linares, Francisco, El puerto de San Esteban de Pravia, Departamento de Geografía de la Universidad de Oviedo, Oviedo, 1975.

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